Comunidades femeninas exclusivas se multiplican en China como refugio social
Mujeres buscan descanso y apoyo mutuo lejos de presiones socioprofesionales y juicios masculinos. Estos espacios ofrecen un entorno seguro para hablar libremente de temas íntimos y sentirse seguras. Se financian mediante cuotas de inscripción y estancias pagadas, promoviendo la solidaridad entre mujeres.
Un respiro de las expectativas sociales
Las participantes acuden a estos lugares para escapar de preguntas intrusivas sobre matrimonio y huir de las responsabilidades familiares y laborales que tradicionalmente se les asignan. Chen Fangyan, de 28 años, explica que «en presencia de un hombre prestamos más atención a nuestra actitud». El modelo, promocionado a través de la red social Xiaohongshu (RedNote), permite a las mujeres sentirse tranquilizadas y compartir experiencias libremente.
Modelos de negocio y participación
Los costes varían: desde 30 yuanes (4 dólares) por noche en ‘El Universo Imaginativo de Keke’ hasta cuotas de inscripción vitalicias de 3.980 yuanes (550 dólares) en espacios como ‘Su Espacio’. Las socias pueden convertirse en inversoras, participando en la renovación de casas para su posterior alquiler a turistas, lo que les da fuerza mental y una red de apoyo ante crisis personales o profesionales.
Una respuesta a presiones arraigadas
La fundadora Chen Yani creó su espacio tras sufrir acoso laboral masculino que le impedía «trabajar normalmente». Este fenómeno se enmarca en un contexto donde la presión por casarse antes de los 30 años es especialmente fuerte en China. La mayor independencia económica y nivel educativo de las mujeres actuales les brinda más opciones para buscar alternativas a los roles tradicionales.
Un futuro entre mujeres
Frente a las críticas por fomentar un presunto antagonismo, las fundadoras defienden estos espacios como necesarios, argumentando que los hombres ya cuentan con infinitas oportunidades para socializar. Aunque se admite que el modelo económico no siempre es viable, se mantendrá «mientras haya demanda». Surge así la idea de las convivencias 100% femeninas a largo plazo como una solución para envejecer, desafiando el estereotipo social que cuestiona el futuro de las mujeres solteras.