Cazatesoros australianos desentierran reliquias de base estadounidense de la Segunda Guerra Mundial
Encuentran casquillos, platos de identificación y monedas de más de 80 años de antigüedad. Los hallazgos se produjeron en el antiguo campamento militar de Seeonee Park, en Rockhampton, donde se alojaron más de 70.000 soldados entre 1942 y 1944.
Recuperando la historia, pieza a pieza
El Club de Detectoristas CQ se reúne regularmente en el Seeonee Park Scout Camp, un terreno de unas 100 hectáreas en las afueras de Rockhampton, en Queensland central. Entre 1942 y 1944, la zona albergó a más de 70.000 soldados estadounidenses, una cifra que superaba la población de la ciudad en ese momento. Los miembros del club, como Anthony Egretz, buscan artefactos con detectores de metales, encontrando desde “platos de identificación, latas, armas, todo lo relacionado con la vida militar”.
Un pasatiempo con valor histórico
El club organiza una búsqueda anual que atrae a aficionados de toda Queensland. Al final de cada día, los participantes vacían sus hallazgos para una “identificación de objetos”. El presidente del club, Andrew Mason, señaló que “la gente se sorprende bastante de haber desenterrado algo que en realidad es notable cuando pensaban que era solo basura”. Para ellos, el proceso es lento pero necesario para preservar y documentar cada descubrimiento.
Rumores de un tesoro enterrado
El Museo Militar de Queensland Central en Rockhampton preserva artículos de la historia bélica de la ciudad. Su presidente, Trevor Aitken, confirmó que existen rumores de largo recorrido sobre depósitos enterrados en Seeonee Park, sugiriendo que los estadounidenses pudieron dejar enterrados vehículos y otro material en una gran fosa. El museo ha recibido cajas de artefactos desenterrados durante obras recientes.
Una ciudad clave en el esfuerzo de guerra
Rockhampton fue una localización importante para las fuerzas estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, sirviendo como un emplazamiento para el entrenamiento y la logística. La enorme presencia de soldados, superior a la población local, transformó la zona en un centro neurálgico de operaciones militares en el Pacífico.
La búsqueda continúa
Los miembros del club, como Anthony Egretz, creen que aún queda mucho por descubrir enterrado en el parque, una labor que conecta a los detectoristas con el pasado y les ayuda a aprender sobre los soldados que vivieron allí. Su meticuloso trabajo asegura que cada pieza recuperada contribuya a documentar y preservar este importante capítulo de la historia local.