Potosí vive jornada electoral con incidentes menores bajo fuerte control policial
Un ciudadano fue detenido con armas y propaganda de voto nulo en Mocori. La votación en Potosí transcurrió sin violencia grave, pero con vigilancia reforzada en zonas conflictivas como Llallagua y Uncía. Las autoridades aseguraron normalidad, aunque el operativo evidenció tensiones latentes.
«Calma frágil en el norte potosino»
El departamento de Potosí completó la fase de sufragio con un dispositivo de seguridad inusual, centrado en municipios históricamente conflictivos. «El control de personas y vehículos fue más estricto aquí que en otros departamentos», señalaron observadores. La Policía Nacional reportó como único incidente relevante la aprehensión de un hombre en Mocori, quien llevaba un cuchillo, una honda y material pro voto nulo.
Zonas bajo la lupa
Llallagua, Uncía y Pocoata estuvieron monitoreadas constantemente por fuerzas combinadas policiales y militares. El despliegue buscaba prevenir disturbios, dada la conflictividad previa en estas áreas. Las autoridades insistieron en que los hechos «no afectaron el desarrollo normal de la votación», pero reconocieron que el operativo continuará durante el escrutinio.
Elecciones en modo tensión
Los comicios de 2025 son considerados los más polarizados en una década, con el oficialismo enfrentando un posible recambio político. Potosí, históricamente convulso, fue uno de los termómetros clave. La crisis económica y cambiaria agravó el clima de desconfianza, reflejado en el blindaje sin precedentes del proceso.
Potosí no es un caso aislado
El departamento repite un patrón de tensión electoral recurrente, con episodios de violencia en procesos anteriores. Esta vez, aunque no hubo enfrentamientos masivos, la detención en Mocori y el operativo extendido muestran que la calma fue «superficial y vigilada», según analistas citados en el texto.
Seguridad hasta el último voto contado
El resguardo policial se mantendrá durante el conteo y traslado de actas, para evitar alteraciones. La jornada cerró sin crisis, pero dejó en evidencia que la estabilidad en Potosí depende aún de medidas excepcionales.