Trump y Putin celebran cumbre en Alaska sobre Ucrania con enfoque imperialista
Los líderes excluyen a Ucrania y la UE de las negociaciones. La reunión, este viernes en la base Elmendorf-Richardson, evoca dinámicas de grandes potencias del pasado. Analistas señalan que ambos comparten una visión de dominación sobre naciones más pequeñas.
«Una cumbre que revive viejas jerarquías»
Donald Trump y Vladimir Putin se reúnen para discutir un posible alto el fuego en Ucrania, sin incluir a líderes ucranianos o europeos. La ubicación en Alaska —territorio comprado por EE.UU. a Rusia en 1867— simboliza lo que académicos llaman «mentalidad imperialista»: nostalgia por la grandeza histórica y control sobre territorios. Putin compara su estrategia con la de Pedro el Grande, mientras Trump ha sugerido intercambios territoriales para resolver el conflicto.
Centro vs. periferia: Ucrania como espectador
La exclusión de Ucrania recuerda acuerdos como Yalta (1945), donde potencias repartieron Europa. «Nada sobre nosotros sin nosotros», reclaman los ucranianos, cuya identidad nacional contradice la narrativa de Putin sobre su pertenencia a Rusia. Trump ya advirtió a Zelenski en febrero: «No tienes las cartas», reflejando la lógica de que las grandes potencias deciden por los débiles.
Supremacía y culto al líder
Putin promueve un mesianismo imperial, buscando integrar países vecinos en una «Rusia grandiosa». Trump, por su parte, mezcla patriotismo con culto personal: vende monedas con su imagen y celebra desfiles militares. Europa ve la cumbre como una validación de las ambiciones rusas, con Trump como herramienta para restablecer un orden basado en el poder de unas pocas naciones.
Intereses económicos y sanciones
Trump condiciona levantar sanciones a Rusia a un alto el fuego, usando la riqueza como herramienta de presión global. Este enfoque recuerda modelos históricos como la Compañía Británica de las Indias Orientales, donde comercio y poder político se fusionaban. La cumbre, a diferencia de las de la Guerra Fría, se plantea más como «un acuerdo comercial que una competencia filosófica».
Raíces de un enfoque controvertido
El término «mentalidad imperialista» fue acuñado en 2014 para describir la nostalgia de antiguos imperios por dominar territorios que alguna vez controlaron. Putin lo ejemplifica con su invasión a Ucrania, mientras Trump ha flirteado con la idea anexionando territorios como Groenlandia. Ambos líderes priorizan la grandeza pasada sobre el orden internacional actual.
El mundo espera las consecuencias
La cumbre podría redefinir el rol de Ucrania y la UE en el conflicto, legitimando un sistema donde las decisiones globales las toman unos pocos. Mientras, Ucrania teme ser reducida a mero espectador de su propio futuro, y Europa cuestiona el respaldo implícito de EE.UU. a las ambiciones rusas. Los resultados de las negociaciones marcarán el rumbo de las relaciones internacionales.