Evo Morales dirige campaña desde enclave pese a prohibición judicial
El expresidente boliviano urge anular el voto en las elecciones del domingo. Desde un complejo protegido en Lauca Ñ, Morales enfrenta acusaciones penales y una orden de detención, pero mantiene apoyo entre sectores rurales. The New York Times publicó la entrevista hoy.
«Cuidar nuestro proceso»: la estrategia del líder ausente
Evo Morales, de 65 años, conduce una «campaña fantasma» pese a que los tribunales bolivianos le prohibieron postularse nuevamente. «No es cuidar a Evo, es cuidar nuestro proceso», declaró desde su refugio en Lauca Ñ, donde emite un programa radial semanal. Sus simpatizantes lo protegen de ser detenido por cargos de trata y estupro.
Repercusión en el electorado
El llamado a anular el voto divide al Movimiento al Socialismo (MAS). El presidente Luis Arce acusó a Morales de «desgastar al partido» para beneficiar a la derecha. Encuestas de 2024 situaban su apoyo entre el 12% y 18%, con mayor fuerza en zonas rurales. «Si no hay víctima, no hay delito», argumentó Morales sobre las acusaciones.
De símbolo indígena a figura polarizante
Morales gobernó Bolivia durante 14 años (2006-2019) como el primer presidente indígena. Redujo pobreza y desigualdad, pero su intento por un cuarto mandato desencadenó una crisis política en 2019. Abandonó el país tras acusaciones de fraude, aunque regresó tras la victoria de Arce en 2020. Hoy, su influencia persiste entre cooperativistas y cocaleros.
La fractura del MAS
El expresidente asegura que «el MAS no es nada sin él», mientras Arce lo responsabiliza de la crisis económica actual. «Él si no es candidato, nadie más puede serlo», criticó el mandatario. Andrónico Rodríguez, candidato oficialista, compite contra Samuel Doria Medina (centro-derecha) y Jorge Quiroga (conservador).
Legado entre protestas y lealtades
Morales llegó al poder tras décadas de movilización indígena y sindical. Su gestión coincidió con el auge de materias primas, aunque ahora parte de su base juzga ese éxito como «golpe de suerte». Romina Solano, exvotante, señaló: «Pensaba que era por buen gobierno, cuando no».
«Batallar acá»: el último capítulo
Morales descartó huir nuevamente: «No tengo nada que perder». Acusa a EE.UU. y al gobierno de Arce de conspirar contra él. Su futuro depende de las elecciones del domingo y de si la justicia avanza en su caso penal, que la presunta víctima niega.