Bolivianos cruzan a Perú para comprar dólares y alimentos básicos
La inflación del 25% y la escasez de dólares impulsan a ciudadanos a buscar productos en Desaguadero. La frontera peruana ofrece aceite, arroz y huevos a precios menores que en Bolivia, pese a ser producidos allí. La moneda boliviana se cambia en el mercado paralelo a tasas que duplican el valor oficial.
«Del otro lado del puente, la crisis se alivia»
En el mercado de Desaguadero (Perú), comerciantes como Imelda venden aceite de soya boliviano al doble de su precio en La Paz, aceptando bolivianos pero ajustando el cambio a favor del sol peruano. «Ellas también son confiables», dice una cambista sobre las vendedoras informales que operan bajo el sol.
La brecha cambiaria
Mientras el Banco Central de Bolivia fija el dólar en 6.96 bolivianos, en la frontera se necesitan 14 bolivianos por dólar. Las casas de cambio peruanas, con vidrios blindados, contrastan con la ausencia de este servicio en el lado boliviano. La devaluación paralela refleja la severa falta de divisas en el país.
Impacto transfronterizo
Peruanos de la zona también sufren las consecuencias: los precios de alimentos básicos se disparan por la demanda boliviana. Productos como pollo o huevos, aunque se producen en Bolivia, escasean o son inaccesibles en supermercados locales debido a la inflación.
Elecciones y economía en jaque
La crisis se agudiza a tres semanas de los comicios generales en Bolivia. La inflación interanual del 25%, según el INE, y la fuga de dólares hacia Perú evidencian la presión sobre los ciudadanos, que recurren a estrategias informales para subsistir.
Un puente entre dos realidades
Bolivia enfrenta desde 2024 una escalada inflacionaria y restricciones cambiarias, agravadas por la dependencia de importaciones y la caída de reservas internacionales. El contrabando de alimentos y la dolarización informal en fronteras son síntomas recurrentes en contextos de crisis monetaria.
La frontera como termómetro económico
El flujo constante de bolivianos a Desaguadero ilustra el deterioro del poder adquisitivo y la pérdida de confianza en la moneda local. La situación, sin soluciones inmediatas, podría intensificarse tras las elecciones, dependiendo de las medidas del próximo gobierno.