Incendio en Aude arrasa 17.000 hectáreas y deja decenas sin hogar
El peor incendio del siglo XXI en Francia devastó viñedos, bosques y viviendas cerca de la frontera española. Bomberos lucharon durante días contra llamas que avanzaban a 5 km/h, mientras la solidaridad crece entre los evacuados.
«Llamas anaranjadas que nunca habíamos visto»
El incendio, iniciado el 5 de agosto en el macizo de las Corbières, destruyó 17.000 hectáreas entre Carcasonne y Narbona. «Cortó rutas, aisló pueblos y quemó animales», según testigos. Los bomberos describieron llamas «de un rojo brillante» y un ruido ensordecedor al consumir árboles secos. La sequía y el viento aceleraron su propagación.
Evacuaciones y solidaridad
Decenas de personas perdieron sus hogares, como Serge y Corinne, cuya casa quedó reducida a cenizas. La comunidad local organizó alojamientos temporales, mientras los afectados intentaban rescatar documentos y mascotas. «Es lo menos que podemos hacer», declaró Marc, quien acogió a un vecino y su perro.
Bomberos al límite
El teniente Nicolas Delort, con 31 años de experiencia, afirmó que nunca enfrentó un fuego tan violento. Su equipo trabajó más de 24 horas sin descanso, combatiendo la deshidratación y el agotamiento. El incendio fue controlado el 7 de agosto, pero persiste el riesgo de rebrotes.
Un paisaje carbonizado y fauna en peligro
Además del daño ecológico, los animales supervivientes enfrentan ahora la caza, cuya temporada comienza tras el verano. Expertos advierten que la prohibición de esta actividad sería clave para la recuperación de las especies afectadas.
Clima extremo: el combustible invisible
Francia registraba una ola de calor con temperaturas superiores a 40°C cuando estalló el incendio. El 90% de los fuegos son causados por humanos, aunque aún se investiga el origen exacto. Los bomberos mantienen alertas en todo el país ante el alto riesgo de nuevos siniestros.
Cenizas que piden reconstrucción
La región de Aude, conocida por sus viñedos y bosques, enfrenta meses de recuperación. Mientras las muestras de apoyo a los bomberos continúan, los evacuados dependen de la solidaridad comunitaria para rehacer sus vidas.