Próximo Gobierno boliviano enfrentará deuda externa récord de $us 8.383 millones
El pago anual superará los $us 1.500 millones entre 2026 y 2030. La carga financiera heredada del MAS, sumada a reservas en mínimos históricos y presiones inflacionarias, complicará la gestión económica. Expertos exigen reformas estructurales y renegociación de la deuda.
«Una carga heredada que no da tregua»
Según el Ministerio de Economía, la deuda externa pasó de $us 4.942 millones en 2006 a $us 13.674 millones en 2025, con pagos acumulados por servicio que superan los $us 10.000 millones en dos décadas. «Solo en 2026 se pagarán $us 1.714 millones, una sangría de dólares sin precedentes», advierte el economista Germán Molina.
El peso de los bonos de 2017
Carlos Aranda, de Populi, señala que los vencimientos de bonos soberanos emitidos en 2017 —año con mayor endeudamiento ($us 3.132 millones)— dispararán las obligaciones. «Las reservas internacionales ($us 2.618 millones) son insuficientes: estamos pagando deudas nuevas con más deuda«, explica Rubén Arias.
Factores que agravan la crisis
Además de la deuda externa, el próximo Gobierno deberá asumir: – Bs 52.224 millones en deuda interna (18.3% del PIB). – $us 1.356,5 millones en importación de combustibles (solo en el primer semestre de 2025). – Inflación acumulada del 16.92% (más del doble de la proyección oficial). – Dólar paralelo por encima de Bs 14.
De Evo a Arce: la escalada de la deuda
El primer Gobierno de Morales (2006-2009) redujo la deuda de $us 4.942 a $us 2.601 millones, pero en su tercer mandato (2015-2019) la llevó a $us 11.007 millones. Con Arce, alcanzó $us 13.674 millones en 2025. «El MAS dejó una bola de nieve financiera», resume Molina.
Un ajuste fiscal ya no es opcional
Los expertos coinciden en que se necesitan reformas urgentes: renegociar la deuda, reducir el aparato estatal y recortar subsidios. «Sin disciplina fiscal, cualquier plan fracasará», sentencia Aranda. Arias añade: «No hay margen para promesas populistas: la crisis es estructural».
El desafío de gobernar con las cuentas en rojo
La próxima administración heredará un escenario sin margen de maniobra: reservas mínimas, presión cambiaria y obligaciones que consumirán gran parte de los ingresos. La sostenibilidad dependerá de acuerdos con acreedores y medidas impopulares pero inevitables.