Del Castillo propone eliminar la reelección presidencial en Bolivia
El candidato del MAS invoca la tradición aimara del «muyu» para justificar su propuesta. La iniciativa busca modificar la Constitución y fue anunciada durante un acto en Warnes (Santa Cruz) este 10 de agosto, en plena campaña electoral.
«Un solo periodo basta para transformar vidas»
Eduardo del Castillo, candidato presidencial por el MAS-IPSP, defendió su propuesta argumentando que «no se necesitan dos, tres o cuatro periodos para gobernar». Criticó a sus rivales, Jorge Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina, acusándolos de promover privatizaciones y amenazar los bonos sociales. «Ellos vienen con lógica de matonaje», afirmó.
Defensa de los sectores populares
Del Castillo prometió proteger a gremiales, campesinos, indígenas y mujeres, enfatizando que su gobierno priorizaría salud y educación. Además, rechazó cualquier intento de eliminar subsidios como el Juancito Pinto o la Renta Dignidad, financiados con utilidades de empresas públicas.
El «muyu» como fundamento político
La propuesta se basa en la costumbre aimara del «muyu», que plantea la rotación en el ejercicio del poder. «Todo debe circular, incluidos los gobernantes», sostuvo el candidato, sugiriendo que el próximo gobierno debería ser liderado por sectores como mototaxistas y fabriles.
Entre privatizaciones y bonos
El debate sobre la reelección se enmarca en una campaña marcada por la polarización entre estatismo y privatización. Mientras el MAS defiende el modelo actual, sus opositores promueven reformas económicas que, según Del Castillo, «pondrían en riesgo conquistas sociales».
Un giro en la tradición política
La reelección presidencial ha sido un tema recurrente en Bolivia desde 2016, cuando el entonces presidente Evo Morales impulsó un referéndum para habilitar su repostulación. Aunque perdió esa consulta, logró perpetuarse en el poder hasta 2019, cuando renunció tras protestas. La propuesta de Del Castillo rompe con esa tendencia.
¿Un cambio real o estrategia electoral?
La iniciativa busca diferenciar al MAS de sus rivales, pero su viabilidad dependerá de los resultados del 20 de agosto. De ganar, el partido deberá negociar una reforma constitucional en un escenario político aún dividido.