Alberta y Saskatchewan avanzan hacia referéndums de independencia en 2026
Las provincias canadienses redujeron los requisitos de firmas para activar las consultas. El movimiento surge por descontento con políticas federales y el sistema de redistribución de riqueza. Alberta lidera el proceso, con un 36% de apoyo inicial a la separación.
«Queremos gestionar nuestros recursos sin ataduras»
La primera ministra de Alberta, Danielle Smith, impulsó la ley que reduce en un 70% las firmas necesarias para el referéndum (de 600.000 a 177.000) y amplía el plazo de recolección a 120 días. Saskatchewan evalúa un mecanismo similar, mientras algunas zonas de Columbia Británica exploran mayor autonomía. «Es un proceso democrático legítimo», defendió Smith, aunque sin respaldar abiertamente la independencia.
Raíces del malestar occidental
El descontento proviene de políticas como los impuestos al carbono y la paralización de oleoductos, que afectan a economías dependientes del petróleo y gas. Alberta y Saskatchewan son contribuyentes netos al sistema de pagos de igualación, que redistribuye fondos principalmente a provincias del este. Encuestas muestran que un 34-36% apoya la independencia, pero solo un 15-19% votaría firmemente por ella.
Voces en contra y riesgos económicos
El primer ministro Mark Carney tachó el separatismo de «peligroso», recordando que la Ley de Claridad de 1998 exige negociaciones complejas tras cualquier consulta. Líderes indígenas rechazan la secesión, al considerar sus tratados con la Corona canadiense. Economistas advierten inestabilidad en los mercados energéticos, especialmente con EE.UU., principal comprador del petróleo de Alberta.
Una fractura con décadas de historia
Las provincias occidentales acumulan décadas de quejas por sentirse marginadas políticamente por Ontario y Quebec. Sus valores conservadores y prioridades económicas chocan con las políticas federales, agravando la alienación regional. Este movimiento busca renegociar el equilibrio de poder interno, con implicaciones potenciales para la federación canadiense y el comercio global.
El futuro de Canadá podría decidirse en las urnas
El resultado dependerá de la participación ciudadana, en un escenario comparado con el Brexit. Más que una simple disputa regional, el proceso refleja tensiones estructurales que podrían reconfigurar el país. Los inversores ya monitorean el impacto en regulaciones, impuestos y infraestructuras energéticas.