Escasez de combustible paraliza el transporte en varias regiones de Bolivia
La falta de gasolina y diésel afecta a La Paz, Cobija y San Matías. Transportistas y ciudadanos enfrentan racionamiento, filas interminables y precios inalcanzables. La ANH y el Gobierno son señalados por no garantizar el suministro, pese a sus promesas.
«No hay combustible, no hay normalidad»
La crisis se agudiza en regiones clave: en La Paz, estaciones cerradas y desabastecimiento total, mientras en San Matías y Cobija el racionamiento limita a cinco litros por persona. «Antes vendían tanque lleno, ahora apenas 40 litros», denuncia un dirigente en Cobija, donde el pasaje en mototaxi alcanza los 20 bolivianos.
Impacto directo en la población
El transporte público colapsa, afectando a estudiantes, trabajadores y familias de bajos recursos. En Cobija, los truffis (minibuses) operan al 50%, y en San Matías, las filas duran días. «Esto perjudica a quienes no pueden pagar un taxi diario», recalca Michel Rivera, dirigente del sexto distrito.
Transportistas exigen soluciones
Domingo Ramos, líder del sector, responsabiliza al Gobierno: «Mendigamos combustible mientras ellos tienen sueldos jugosos». Amenazan con acciones legales y reclaman reuniones urgentes con la ANH para restablecer los cupos anteriores. Las pérdidas del sector ya son millonarias en 2025.
Un problema que no nació ayer
La escasez de combustible arrastra denuncias desde julio, cuando transportistas confirmaron que operaban al 50% por falta de diésel. El Gobierno insiste en que el suministro está garantizado, pero la realidad en surtidores y calles contradice su discurso.
La crisis sigue sobre ruedas
Sin soluciones inmediatas, la paralización del transporte popular profundiza el caos económico y social. La presión sobre autoridades crece, mientras ciudadanos y trabajadores esperan respuestas concretas para reactivar su movilidad y sustento diario.