Jóvenes de varios países participan en campos de trabajo en antiguos campos nazis
45 voluntarios de 18 a 30 años colaboran en la preservación de las memorias de Buchenwald y Mittelbau-Dora. Los organizadores destacan el interés continuo, pero alertan sobre menor conocimiento histórico entre los participantes. Los campos combinan trabajo físico con educación sobre el Holocausto.
«Quieren entender el nazismo desde el terreno»
Holger Obbarius, responsable educativo de la Gedenkstätte Buchenwald, explica que los jóvenes buscan «conectar con la historia del nazismo a través de la experiencia práctica». Las tareas incluyen mantener el «Gedenkweg Buchenwaldbahn» (camino que unía el campo con Weimar) y marcar los restos de barracones en Mittelbau-Dora. Participantes de Alemania, México, EE.UU. y España colaboran hasta agosto.
Brechas generacionales en la memoria
Obbarius atribuye los «déficits de conocimiento» al distanciamiento temporal: «Muchas familias ya no hablan del tema y hay menos supervivientes vivos». Para compensarlo, los organizadores adaptan materiales (como libros en griego para voluntarios de ese país) y ofrecen tutorías personalizadas.
El impacto de la guerra en Ucrania
La fundación que gestiona los campos ha dejado de recibir participantes rusos desde el inicio de la invasión a Ucrania. También disminuyeron los voluntarios polacos. Históricamente, los prisioneros soviéticos fueron el grupo más numeroso en ambos campos.
Una tradición con 80 años de historia
Estos campos surgieron tras la Segunda Guerra Mundial para mantener viva la memoria de los crímenes nazis. La «Aktion Sühnezeichen Friedensdienste» (organización alemana) gestiona las inscripciones internacionales.
Preservar para no repetir
La iniciativa demuestra que el interés por el Holocausto persiste en nuevas generaciones, aunque requieren métodos pedagógicos adaptados. La ausencia de participantes rusos refleja cómo los conflictos actuales influyen en la memoria histórica.