Kennedy Jr. elogia los cambios decorativos de Trump en la Casa Blanca
El ministro de Salud estadounidense alabó el nuevo estilo «opulento» del Despacho Oval. La transformación incluye elementos dorados, nuevas banderas y la eliminación de símbolos de la era Kennedy. El comentario se produjo durante un acto conjunto con el presidente en Washington este 31 de julio.
«Un edificio que ahora inspira»
Robert F. Kennedy Jr., sobrino del expresidente John F. Kennedy, afirmó que el diseño actual del edificio es «el mejor en 65 años». Destacó que su tío y Jackie Kennedy priorizaron la belleza arquitectónica como «vorbild für Demokratie» («ejemplo para la democracia»). Según él, los cambios reflejan «la entfaltung des menschlichen Geistes» («el despliegue del espíritu humano»).
Detalles de la remodelación
Las modificaciones incluyen dos nuevos mástiles con banderas gigantes en el exterior y marcos dorados en el interior. Una polémica adición es el retrato policial de Trump (tomado durante su arresto en Georgia en 2023) exhibido en la entrada. También se eliminó una hiedra vinculada a la era Kennedy y se asfaltará parte del Rosaleda, creada en los años 60 por iniciativa del expresidente demócrata.
Un contraste con el legado familiar
Kennedy Jr., actual funcionario del gobierno republicano, sorprendió al avalorar cambios que borran símbolos de su tío. Trump ordenó retirar la planta regalada por Irlanda y transformar el jardín histórico. La US-Parkbehörde (Agencia de Parques) confirmó que el Rosaleda fue diseñado bajo el mandato de JFK.
Cuando la estética se vuelve política
La Casa Blanca ha sido un símbolo de continuidad presidencial desde 1800. Cada administración adapta su decoración, pero las alteraciones de Trump destacan por su ruptura con tradiciones demócratas. La era Kennedy (1961-1963) marcó un hito al incorporar arte y diseño moderno.
Un elogio que refleja divisiones
La aprobación de Kennedy Jr. contrasta con las críticas de sectores que ven los cambios como una reinterpretación partidista del patrimonio nacional. El debate sobre la decoración evidencia tensiones entre conservadurismo y progresismo en la cultura estadounidense.