Desmantelan parte de la montaña rusa Ringracer tras años inactiva
La atracción del Nürburgring solo operó brevemente desde su apertura en 2013. Las obras de demolición parcial comenzaron este julio para dar paso a un centro tecnológico. El proyecto original acumuló retrasos y sobrecostes millonarios.
«Un símbolo fallido reconvertido»
La Nürburgring GmbH confirmó que se retirará el tramo que obstruye la remodelación del Ringwerk, un complejo adjunto al circuito. «El resto de la estructura permanecerá», precisó la empresa. Los costes del desmontaje no se han hecho públicos.
Un proyecto truncado
Diseñada para simular la aceleración de un coche de carreras, la montaña rusa solo funcionó durante un periodo limitado. Su construcción, inicialmente financiada por privados, requirió un rescate de 330 millones de euros por parte del estado de Renania-Palatinado. Los retrasos en los permisos –incluyendo la falta de un plan de evacuación– aplazaron su inauguración hasta 2013, cuatro años tarde.
De museo a hub tecnológico
El espacio que albergaba el Ringracer albergará ahora un centro de desarrollo automovilístico de 11.000 m². El antiguo museo de motorsport dejará paso a instalaciones para la industria del automóvil.
Una atracción sin público
El Ringracer nunca alcanzó el éxito esperado: realizó escasas vueltas y un intento de venta para su reubicación fracasó. Su demolición parcial cierra una etapa marcada por el sobrecoste y la infrautilización.
Adiós a un sueño acelerado
La desmantelación refleja el fracaso de un proyecto que pretendía ser emblema del ocio en el Nürburgring. Su legado será un espacio reconvertido para fines industriales, lejos de su propósito original.