Tsunami en Rusia: ¿qué es y por qué es tan peligroso?
Un terremoto en la península de Kamchatka reaviva el riesgo de tsunamis en el Pacífico. Estas olas gigantes, provocadas por movimientos en el fondo marino, pueden alcanzar velocidades de 800 km/h y arrasar costas en cuestión de horas. El último gran tsunami en Japón en 2011 causó el desastre nuclear de Fukushima.
«La fuerza oculta de las profundidades»
Los tsunamis se generan por terremotos o erupciones volcánicas que desplazan grandes masas de agua. A diferencia de las olas superficiales, su peligro radica en que movilizan capas profundas del océano. En mar abierto pasan desapercibidos (apenas unos metros), pero al llegar a costas poco profundas pueden superar los 30 metros de altura.
Velocidad y destrucción
El Leibniz-Institut für Meereswissenschaften advierte: «Son extremadamente destructivos para zonas costeras pobladas». Su efecto es tan potente que arrastran peces de aguas a 1.000 metros de profundidad hasta la superficie. El Pacífico, por su actividad sísmica, es la región con mayor riesgo.
Lecciones del pasado
En 2004, un tsunami en el sudeste asiático dejó más de 230.000 muertos. En 2011, otro en Fukushima demostró su capacidad para desencadenar crisis nucleares. Rusia, Japón y Hawái mantienen alertas tras el sismo en Kamchatka, aunque ya se han debilitado algunas advertencias.
Un peligro que cruza océanos
Estas olas no respetan fronteras: pueden atravesar un océano en horas. Su longitud de onda (distancia entre crestas) hace que liberen energía de forma brutal al tocar tierra. La combinación de velocidad y volumen de agua las convierte en una de las amenazas naturales más letales.
Vivir con la alerta permanente
Pese a los sistemas de detección temprana, la imprevisibilidad de los sismos mantiene en vilo a las costas del Pacífico. La historia reciente muestra que su impacto va más allá de lo inmediato, con efectos económicos y ambientales duraderos, como demostró Fukushima.