Tony Howarth inventó el Africar, un coche de madera para África, pero acabó en prisión
El ingeniero británico diseñó un vehículo resistente y barato para el continente africano. Su proyecto fracasó por problemas financieros y fue condenado por fraude en 1994. La idea, sin embargo, inspiró iniciativas posteriores.
Un sueño sobre ruedas (y madera)
Tony Howarth, ingeniero y cineasta, concibió el Africar en los años 70 tras recorrer 130 países. Su objetivo era crear un coche accesible, duradero y fabricable localmente, usando materiales como madera laminada y acero inoxidable. Inspirado en el Ford Modelo T, el diseño priorizaba simplicidad y adaptación a terrenos extremos.
La expedición que demostró su potencial
En 1984, tres prototipos del Africar completaron una travesía desde el Ártico hasta el Ecuador, superando a vehículos como el Land Rover Series III. Su suspensión independiente y alta distancia al suelo los hicieron ideales para carreteras africanas.
El error que lo cambió todo
Tras fundar Africar International Limited en 1986, Howarth desvió fondos de inversores para desarrollar un motor propio, agotando el capital. En 1987, se descubrió que un prototipo exhibido era un cascarón sin motor, lo que derivó en su arresto en 1994 y una condena de 15 meses por fraude.
De la cárcel al legado
Aunque solo se fabricaron entre uno y seis Africar, su concepto influyó en proyectos como el keniano Mobius. Howarth, pese al fracaso, demostró que la adaptación local es clave para la movilidad en África.
Un coche nacido de la necesidad
En los 70, los vehículos occidentales eran inadecuados para las carreteras africanas: caros, difíciles de reparar y con piezas escasas. El Africar surgió como respuesta a esa brecha, aunque su ejecución fallida lo convirtió en una utopía mecánica.
Más que un fracaso, una semilla
El Africar no llegó a producirse, pero su filosofía de diseño perdura. Su historia refleja los desafíos de innovar en entornos con limitaciones, dejando lecciones para futuros emprendedores africanos.