Ingeniero británico fracasa en su sueño de crear un coche africano de madera
Tony Howarth fue condenado a prisión por fraude tras agotar fondos de inversores. El proyecto ‘Africar’, diseñado para ser barato y resistente, nunca llegó a producción masiva. Su historia mezcla innovación, expediciones épicas y un final judicial.
«Un Ford Modelo T para África»
El ingeniero y cineasta Tony Howarth concibió en los años 80 el Africar, un vehículo con chasis de acero y carrocería de madera laminada. «Quería que fuera reparado con herramientas básicas», reflejando su experiencia en carreteras africanas. Tres prototipos demostraron su eficacia en una travesía de 20.000 km, superando a un Land Rover.
De la gloria al desastre financiero
Tras fundar Africar International Limited en 1986, Howarth desvió fondos para desarrollar un motor propio, dejando a inversores sin vehículos. En 1987, exhibió un prototipo falso con puertas pegadas y pintura fresca. La empresa quebró en 1988, y él huyó a EE.UU. antes de ser extraditado y condenado en 1994.
Raíces de un sueño roto
Howarth se inspiró en las carencias del transporte en África durante sus viajes como cineasta. Observó que los coches occidentales no resistían terrenos extremos y dependían de repuestos inaccesibles. Su solución replicaba la filosofía del Ford Modelo T, usando materiales locales y motores Citroën GS de fácil mantenimiento.
Legado entre rejas y ruedas
Aunque solo se fabricaron entre uno y seis Africar, su concepto influyó en proyectos como el keniano Mobius. La caída de Howarth ilustra los riesgos de priorizar lo técnico sobre lo financiero. Su caso sigue siendo estudiado como ejemplo de innovación con final abrupto.