Clientes denuncian cobros excesivos por daños mínimos en coches de alquiler con IA

Empresas como Hertz aplican escáneres con IA que detectan arañazos casi imperceptibles, generando facturas de hasta 500 dólares. Los afectados critican la imposibilidad de reclamar ante sistemas automatizados.
xataka.com

Clientes denuncian cobros excesivos por daños mínimos en coches de alquiler con IA

Empresas como Hertz aplican escáneres con IA que detectan arañazos casi imperceptibles, generando facturas de hasta 500 dólares. Los afectados critican la imposibilidad de reclamar ante sistemas automatizados. Casos reportados en EE.UU., aunque podría expandirse.

«Marcas invisibles, facturas desorbitadas»

La tecnología de UVeye, implementada por Hertz y sus filiales, identifica daños cinco veces más que la inspección humana. Un cliente pagó 440 dólares por un arañazo de 2,5 cm, incluyendo 190 dólares en tasas administrativas. Otros casos en Reddit muestran cobros por «manchas que podrían ser suciedad».

Reclamaciones bloqueadas por chatbots

Adam Foley, uno de los afectados, intentó disputar un cargo de 190 dólares pero sólo recibió respuestas automatizadas. El sistema ofrecía un «descuento» si pagaba pronto, sin opción a diálogo humano. Hertz defiende la tecnología como «transparente», pero omite los cobros polémicos.

Expansión imparable

Hertz planea instalar estos escáneres en 100 sucursales en EE.UU. para 2025. Otras empresas como Sixt o Avis prueban sistemas similares, aunque aún dependen de revisión manual. No hay confirmación de su llegada a Europa, pero la tendencia apunta a su adopción global.

De la inspección manual al «ojo digital»

El sector del alquiler de coches tradicionalmente dependía de revisiones visuales. La IA promete eficiencia, pero los casos recientes revelan un abuso en la monetización de daños insignificantes. UVeye admite que su sistema recauda hasta seis veces más que los métodos convencionales.

Con el scanner siempre gana la empresa

La polémica evidencia un desbalance: tecnología que beneficia a las compañías mientras los clientes asumen costes por fallos discutibles. Sin canales de reclamación efectivos, la imposición de estos sistemas podría escalar conflictos legales.