Bolivia recibió solo el 0,1% de la inversión extranjera en Latinoamérica en 2024
El país captó apenas 247 millones de dólares de IED, según el informe de la CEPAL. La cifra representa una de las más bajas de la región y equivale al 0,5% del PIB nacional. Brasil y México concentraron el 61,6% del total regional.
«10 centavos por cada 100 dólares de inversión regional»
La CEPAL reveló que Bolivia fue el sexto país con menor captación de IED en 2024, solo por encima de naciones caribeñas como Saint Kitts y Nevis. «Para los inversores globales, somos poco atractivos», señala el informe, que atribuye el dato a desequilibrios macroeconómicos y conflictos políticos.
Sudamérica: caída general con excepciones
Mientras la IED regional creció un 7,3%, Sudamérica registró un descenso, salvo en Uruguay, Brasil y Bolivia. Este último, pese a mejorar respecto a 2023, quedó rezagado frente a economías como Guyana, que lideró el Caribe gracias al sector hidrocarburífero.
Una economía bajo la lupa de los riesgos
JP Morgan sitúa a Bolivia como la segunda economía más riesgosa para invertir en la región, solo detrás de Venezuela. Las agencias Fitch, Moody’s y S&P Ratings han rebajado su calificación crediticia, lo que profundiza la desconfianza de los inversores.
Componentes de la IED en Latinoamérica
El 52% correspondió a reinversión de utilidades, seguido de aportes de capital (34%) y préstamos entre empresas (15%). Brasil (37,6%) y México (24%) acapararon casi dos tercios del total.
Deudas históricas y desafíos urgentes
La IED en Bolivia representa un peso «insignificante» en su economía, según la CEPAL. El informe subraya que la falta de seguridad jurídica y los problemas de gobernabilidad ahuyentan capitales. Propone modernizar leyes laborales, tributarias y derogar la normativa de hidrocarburos para mejorar el clima inversor.
¿Una luz al final del túnel?
El texto insiste en que atraer IED debe ser «política de Estado» para generar divisas y crecimiento sostenible. Sin embargo, advierte que los cambios requieren acciones concretas y no solo discursos, en un contexto global marcado por la desconfianza hacia mercados emergentes.