Bélgica amplía su flota de F-35 a 45 unidades para reforzar su papel en la OTAN
El país invertirá 1.600 millones de euros en once nuevos cazas, aunque no los recibirá hasta después de 2033. La decisión refuerza su compromiso con la disuasión nuclear y la interoperabilidad aliada, en pleno rearme europeo.
«Una apuesta a largo plazo en tecnología y disuasión»
Bélgica suma once F-35 a los 34 encargados en 2018, elevando su flota total a 45 unidades. El caza estadounidense, elegido por su compatibilidad con el armamento nuclear de la OTAN y sus capacidades furtivas, sustituirá a los envejecidos F-16. «La diferencia tecnológica es abismal», destaca el documento de Visión Estratégica.
Calendario y desafíos logísticos
Debido a la saturación de la producción de Lockheed Martin, los nuevos aviones no llegarán antes de 2033. Hasta ahora, solo ocho F-35 operan en bases estadounidenses para entrenamiento de pilotos belgas.
Más allá del F-35: el doble compromiso de Bélgica
El país reserva 300 millones de euros para integrarse en el FCAS, el futuro caza europeo, mientras mantiene su flota estadounidense. «El objetivo es estar en la mesa donde se definan los estándares tecnológicos», señalan las fuentes.
Rol nuclear en la OTAN
Bélgica participa activamente en la disuasión nuclear aliada. Los F-35, certificados para portar bombas nucleares, reforzarán esta misión desde la base de Kleine Brogel, mejorando la precisión y sigilo respecto a los F-16.
Europa acelera su rearme
La decisión belga se enmarca en el aumento del gasto militar al 2% del PIB en 2025 y al 2.5% en la próxima década. Reino Unido y otros aliados también han ampliado sus pedidos de F-35 pese a los retos logísticos.
Una flota para las próximas décadas
La ampliación consolida a Bélgica en la defensa aérea europea, aunque su impacto real dependerá de la capacidad presupuestaria futura. El país prevé que el F-35 y el FCAS puedan coexistir después de 2040.