Mujeres de Chiaraje restauran bosque de kewiñas en Cochabamba
Un grupo de mujeres campesinas recupera el árbol sagrado andino con apoyo de ONGs. Desde 2025, las «Warmi Kewiñas» combaten la deforestación y empoderan a su comunidad mediante cultivos sostenibles y artesanías. La iniciativa se desarrolla a 3.800 metros de altitud en el Tunari.
«Fuertes como la kewiña»: renacer con raíces
En Chiaraje (Cochabamba), la Polylepis pacensis –árbol nativo clave para retener agua y biodiversidad– fue desplazada por especies invasoras como pinos. Las mujeres, organizadas con Faunagua y Acción Andina-ECOAN, reviven el bosque mediante viveros tradicionales. «Ahora ya firmamos, ya hablamos», afirma Irma Vicente, una de las líderes.
Pedagogía del respeto
El proyecto incluyó círculos de reflexión donde las participantes «pensaron en sí mismas más allá de ser esposas o madres», explica Norma Chocal, técnica social. De analfabetas a referentes, ahora venden artesanías con plástico reciclado y recuperan cultivos andinos como oca y papalisa.
El vivero: laboratorio de paciencia y fe
Dirigido por el agrónomo Víctor Cáceres, el espacio combina saberes ancestrales con técnicas científicas. Cada planta se cuida «como un hijo», rezando si flaquea. Sin plásticos ni prisa, el proceso respeta el ritmo natural mientras fortalece la soberanía alimentaria.
Memoria entre las nubes
La kewiña, venerada en épocas precolombinas, fue talada sistemáticamente durante décadas. Su declive arrastró la pérdida de agua, suelos fértiles y tradiciones en comunidades altoandinas como Chiaraje.
Florecerán mientras caminan
El proyecto demuestra que la restauración ecológica y el empoderamiento femenino pueden ir de la mano. Las Warmi Kewiñas han logrado revalorizar su cultura, mejorar ingresos y proteger un ecosistema crítico para las futuras generaciones.