Gobierno británico de Labour lucha por reactivar la economía
Keir Starmer enfrenta descontento popular tras un año sin avances económicos. La combinación de Brexit, pandemia y falta de inversión agrava la crisis. Ciudadanos critican recortes en salud y medidas impopulares.
«Una mezcla tóxica de factores»
El primer ministro británico, Keir Starmer, heredó una economía estancada por el Brexit, la pandemia y la inestabilidad política. Según economistas como Andrew Lee, «no hay errores graves, pero sí decepción». La deuda supera el 100% del PIB y el 8% del presupuesto se destina a intereses, limitando acciones.
Ciudadanos en pie de guerra
Testimonios como el de Karl, un informático de Leeds, reflejan el malestar: «No hay dentistas en el NHS y priorizan defensa sobre salud». Su padre, jubilado, no puede vender su barco por la caída del mercado. Reform UK, partido de derecha, gana popularidad ante la frustración con Labour.
Falta de rumbo político
Starmer prometió crecimiento, pero su gobierno parece «sin plan», según analistas. Restringe incluso la inmigración estudiantil, afectando ingresos universitarios. Jonathan Portes, economista del King’s College, critica: «Crearon expectativas irreales».
De Thatcher a Trump: un país en shock
Reino Unido arrastra secuelas de la austeridad poscrisis de 2008, el Brexit (2016) y la inestabilidad postpandemia. Cuatro primeros ministros desde 2019 —incluidos 49 días de Liz Truss— y las guerras comerciales de Trump profundizaron la incertidumbre empresarial.
El reloj corre para Starmer
Con mayoría parlamentaria pero sin margen fiscal, Labour debe elegir entre medidas impopulares o perder apoyo. La población espera soluciones tangibles en salud e infraestructuras, mientras la sombra de la derecha crece.