La ciencia demuestra que es posible leer más rápido sin perder comprensión
Investigaciones revelan que se puede alcanzar hasta 1.700 palabras por minuto con técnicas específicas. Expertos explican cómo entrenar la velocidad lectora optimizando movimientos oculares y reduciendo hábitos contraproducentes. El método es útil para textos generales, pero no para análisis profundos.
«El cerebro puede procesar palabras en bloques, no solo una a una»
Según estudios de la Universidad de Guayaquil, la velocidad media (200-400 palabras/minuto) puede multiplicarse con práctica. «La clave está en evitar la subvocalización y la regresión», señalan. Cuatro técnicas destacan: fragmentación por grupos, guía visual, superar la voz interna y ejercicios oculares con el símbolo ∞.
Obstáculos que frenan la lectura
Los principales enemigos son: pronunciar mentalmente cada palabra, leer de forma aislada (no en contexto), perder el hilo del texto y la falta de concentración. Estos hábitos reducen tanto la velocidad como la retención.
De 50 a 1.700 palabras por minuto
El artículo cita a Bill Gates —que lee 50 libros anuales— como ejemplo de lector voraz. Aunque alcanzar su ritmo requiere entrenamiento, «el cerebro reconoce la morfología de las palabras, no necesita leerlas todas». Por ejemplo, agrupar «En-un-lugar-de-la-Mancha» acelera el proceso frente a la lectura tradicional.
Un entrenamiento con siglos de historia
La lectura rápida se estudia desde mediados del siglo XX, pero sus principios se basan en cómo el cerebro procesa la información visual. Técnicas como el barrido con el dedo (usado desde la antigüedad) siguen vigentes para mantener el flujo.
¿Libros o pantallas? La técnica es universal
El método funciona tanto en papel como en dispositivos. En pantallas, se recomienda usar el puntero del ratón o el borde de la misma como referencia visual. La adaptabilidad lo hace aplicable en entornos laborales o académicos donde prima la eficiencia.