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Matrimonios japonesas-surcoreanos crecen 40% en 2024

El fenómeno 'hallyu' impulsa un auge histórico en uniones binacionales entre japonesas y surcoreanos, representando el 10% de los matrimonios en Corea del Sur.
xataka.com

Matrimonios entre japonesas y surcoreanos crecen un 40% en un año

El fenómeno «hallyu» impulsa un auge histórico en uniones binacionales. En un contexto de crisis demográfica, estas bodas representan un 10% de los matrimonios en Corea del Sur. Los datos reflejan un cambio cultural sin precedentes entre ambos países.

«La ola coreana que derriba barreras»

Según el medio Nikkei, los matrimonios de mujeres japonesas con hombres surcoreanos aumentaron un 40% en 2024, alcanzando su máximo en una década. Este crecimiento supera el 13% registrado entre 2019 y 2024 para otras nacionalidades. La tendencia contrasta con la caída del 30% en bodas totales en Corea del Sur.

El poder del K-pop y los dramas

El fenómeno «hallyu» (ola coreana) es clave. Desde el éxito de la serie Winter Sonata (2003), la cultura pop surcoreana ha redefinido la percepción de las japonesas, que ahora valoran «la cercanía emocional y los detalles» de los hombres coreanos. Ellos, a su vez, aprecian su «educación y sentido del deber familiar».

Negocios del amor globalizado

Empresas como Hanny Marriage (creada en 2024) facilitan estos enlaces mediante apps y redes sociales. Han reemplazado a las agencias religiosas de los 80, ofreciendo servicios adaptados a esta demanda. Programas como Premarital Love normalizan y promueven estas relaciones en televisión.

De la tensión histórica al romance

Japón y Corea del Sur arrastran conflictos políticos, pero la cultura pop ha creado un puente afectivo. A diferencia de los matrimonios forzados del pasado, estas uniones son voluntarias y mediadas por intereses compartidos. Representan el 10% de los matrimonios internacionales en Corea, solo detrás de Vietnam y China.

Un rayo de esperanza demográfica

Ambos países enfrentan crisis de natalidad y envejecimiento poblacional. Estas bodas binacionales emergen como una solución inesperada, aunque minoritaria. Sin intervención estatal, el fenómeno sigue creciendo orgánicamente, impulsado por la admiración cultural y las nuevas formas de conexión digital.