China expande su poder naval con ejercicios de portaviones cerca de Japón
Pekín despliega dos portaviones en el Pacífico occidental, adentrándose en zonas estratégicas cercanas a bases estadounidenses. La maniobra refuerza su ambición global y tensiona la rivalidad con EE.UU., según analistas.
«Operaciones más allá de la primera cadena de islas»
Entre mayo y junio, los portaviones Liaoning y Shandong realizaron ejercicios combinados cerca de Japón y Guam, un enclave militar clave para EE.UU. Es la primera vez que China opera con esta intensidad en aguas lejanas, con hasta 90 despegues diarios de aeronaves.
Un símbolo de potencia global
Para el gobierno de Xi Jinping, estos buques son una herramienta de propaganda nacionalista. Aunque tecnológicamente inferiores a los portaviones nucleares estadounidenses, su despliegue busca proyectar la imagen de una China «capaz de competir en el escenario mundial».
Disputas territoriales y presión sobre Taiwán
Los analistas señalan que Pekín podría usar sus portaviones para reforzar reclamaciones en el Mar de China Meridional o incluso bloquear Taiwán. Aunque vulnerables en un conflicto directo, su valor radica en la intimidación política y el control de rutas comerciales.
De la humillación de 1996 a la ambición actual
Tras la crisis del estrecho de Taiwán, cuando EE.UU. desplegó dos portaviones para disuadir a China, Pekín inició un plan de modernización naval. El Liaoning (2012) fue su primer paso, seguido por el Shandong (construido localmente) y el Fujian, que incorporará catapultas electromagnéticas.
El Indo-Pacífico, nuevo tablero de rivalidad
China busca consolidar una doctrina marítima que le permita operar en el Índico, el Golfo Pérsico o el Mediterráneo. Según expertos, su objetivo estratégico es controlar rutas energéticas y comerciales, aunque aún está lejos de igualar a EE.UU. en capacidades navales.