Concesionarios chinos piden frenar la producción masiva de coches
La Cámara de Comercio de Concesionarios de China alerta sobre el exceso de stock. Los distribuidores exigen a fabricantes como BYD y Dongfeng Motors que reduzcan envíos ante la saturación del mercado. La situación provoca guerras de precios y ventas a pérdida, según Reuters.
«No somos almacenes»: el grito de auxilio de los distribuidores
La asociación de concesionarios chinos ha emitido un comunicado exigiendo a los fabricantes «cifras de producción y ventas razonables». Denuncian que las automatriculaciones masivas (registrar coches nuevos para inflar ventas) están colapsando sus redes. Wei Jianjun, presidente de Great Wall Motor, comparó el riesgo con la burbuja inmobiliaria de Evergrande.
Un mercado al borde del colapso
Según Reuters, el Gobierno chino ya ha convocado a los fabricantes para analizar la crisis. BYD y Dongfeng Motors son señalados como principales responsables del exceso de oferta. Los concesionarios temen que el stock acumulado derive en «ventas a pérdida», similar al caso de Fiat 500 eléctricos en EE.UU.
Tácticas europeas, problemas chinos
La práctica de automatricular vehículos es común en Europa para cumplir cuotas anuales o adaptarse a normativas. Sin embargo, en China se agrava por: – Guerras de precios agresivas entre marcas locales. – Rápida obsolescencia de modelos por lanzamientos constantes. – Bajo consumo interno: la cultura china evita gastos grandes en bienes duraderos.
Un sector que crece… ¿demasiado?
China lidera la producción global de vehículos eléctricos, con marcas como BYD expandiéndose a Europa. Pero el exceso de optimismo en la demanda ha llevado a sobreproducción. El presidente de Great Wall Motor alertó de «3.000 a 4.000 concesionarios» con stock insostenible.
¿Consecuencias para el consumidor?
Los descuentos forzados podrían beneficiar a compradores a corto plazo, pero la saturación amenaza la estabilidad del sector. Si los concesionarios quiebran, reduciría la competencia y el acceso a servicio postventa. El Gobierno chino deberá decidir si interviene para evitar un «efecto dominó».