Transporte interdepartamental boliviano acumula pérdidas millonarias por escasez de diésel
Empresas evalúan vender sus unidades ante la crisis del sector. El Comité Nacional de Buses alerta de un posible colapso irreversible en semanas. La escasez de combustible y la falta de soluciones gubernamentales ahogan al transporte, vital para la economía y movilidad del país.
«Estamos en brazos caídos»: la voz de los transportistas
Richard Martínez, presidente del Comité Nacional de Buses, declaró que las pérdidas son «millonarias» y que muchas empresas han dejado de operar. «Es peor vivir en incertidumbre, sin saber qué va a pasar mañana», afirmó en entrevista con la red Uno. Algunas operadoras planean vender sus flotas o cambiar de rubro, ante la imposibilidad de cubrir deudas bancarias y costos fijos.
Falta de respuestas y obligaciones pendientes
Martínez denunció que no se han concretado medidas de alivio financiero pese a las promesas. «Nosotros tenemos que pagar bancos. ¿Quién se va a responsabilizar?», cuestionó. La crisis se agrava con filas de hasta tres días en estaciones de servicio, mientras el Gobierno atribuye el desabastecimiento a la falta de créditos para importar hidrocarburos.
Un país que se detiene
El transporte interdepartamental es clave para la conectividad y el comercio en Bolivia. La escasez de diésel, intensificada en semanas recientes, ya afecta a otros sectores como la agricultura y logística. El presidente Luis Arce reconoció públicamente que no puede garantizar el suministro regular, generando mayor desconfianza en el sector.
Antecedentes: una crisis anunciada
Bolivia enfrenta desde 2024 problemas recurrentes en el abastecimiento de combustibles, agravados por la disminución de producción local y trabas en importaciones. El transporte, dependiente en un 90% del diésel según datos oficiales, había advertido sobre riesgos de paralización si no se adoptaban medidas estructurales.
¿Hacia un colapso sin retorno?
El Comité Nacional de Buses advierte que, de no recibir soluciones inmediatas, el sector podría colapsar en semanas. La situación amenaza con dejar sin movilidad a miles de bolivianos y profundizar las pérdidas económicas en un país donde el transporte terrestre mueve el 70% de carga y pasajeros.