La NASA descubre que Urano no es un planeta energéticamente muerto
Un estudio revela que Urano emite un 12,5% más energía de la que recibe del Sol. La investigación corrige datos erróneos de la misión Voyager 2 en 1986. El hallazgo redefine la comprensión del gigante helado.
«Urano no era el bicho raro que creíamos»
Un equipo de la Universidad de Houston demostró que el planeta tiene un motor interno activo, tras analizar datos de 1946 a 2030. «El error fue interpretar una sola instantánea», explican los científicos. La Voyager 2 lo sobrevoló durante una tormenta solar que distorsionó las mediciones.
El papel clave de las estaciones extremas
Urano rota inclinado 97,7 grados, lo que provoca estaciones de 21 años. El estudio confirmó que su balance energético varía drásticamente. En 1986, la sonda capturó datos cerca del solsticio de invierno, un momento excepcionalmente frío.
De anomalía a planeta «normal»
El hallazgo sitúa a Urano más cerca de Júpiter, Saturno y Neptuno en su evolución. «Su motor interno es más débil, pero existe», señala el estudio. La NASA y China planean misiones para explorarlo con esta nueva perspectiva.
Cuando la casualidad engañó a la ciencia
La Voyager 2 visitó Urano en plena tormenta geomagnética, que comprimió su magnetosfera. Los datos de 1986, únicos hasta ahora, se tomaron en condiciones anómalas.
Un gigante helado que espera visitas
El estudio redefine modelos de formación planetaria y coincide con planes de nuevas misiones. Urano ya no es la excepción del sistema solar, sino un mundo dinámico con secretos por descubrir.