Fondo británico para espías recibe 330 millones adicionales
El NSSIF, vinculado a agencias de inteligencia como MI6, amplía su inversión en tecnologías duales. El gobierno del Reino Unido busca acelerar innovación en seguridad nacional ante tensiones geopolíticas. El fondo opera desde 2018 con enfoque en startups estratégicas.
«Innovación a ritmo de guerra»
El National Security Strategic Investment Fund (NSSIF) recibirá 330 millones de libras en cuatro años para financiar empresas que desarrollen tecnologías con aplicaciones civiles y militares, como drones con IA o sensores cuánticos. «Es una respuesta a la competencia tecnológica global», señaló Edmund Phillips, socio del fondo. El primer ministro Keir Starmer exige agilizar la adopción de estas tecnologías.
Conectando startups con el gobierno
El NSSIF actúa como puente entre empresas emergentes y agencias como el Ministerio de Defensa o GCHQ. Según Anne Glover de Amadeus Capital, «el mayor aporte del fondo es facilitar que el Estado sea primer cliente». Startups como Riverlane (computación cuántica) o Advai (IA) destacan su rol para superar obstáculos en contratación pública.
De la sombra al escenario
Creado en 2018 bajo el modelo de In-Q-Tel (EEUU), el NSSIF ha invertido 220 millones hasta 2023 en sectores como satélites o ciberseguridad. Su perfil bajo cambia ahora: contrata equipos de comunicación y participa en eventos públicos. La guerra en Ucrania y las tensiones con China aceleran esta transparencia, según fuentes cercanas al fondo.
Un modelo con límites
Aunque el NSSIF ha apoyado el crecimiento de «unicornios» tecnológicos, expertos advierten que no resuelve problemas estructurales del ecosistema emprendedor británico. La reciente venta de Oxford Ionics a una firma estadounidense refleja el desafío de retener talento. El fondo, sin embargo, obtendrá ganancias millonarias por su participación en la operación.
Más allá de la seguridad
El gobierno explora replicar el modelo del NSSIF en áreas como salud o energía. No obstante, su éxito radica en su enfoque comercial y especializado, según David Sully de Advai: «El Reino Unido debe aprender a priorizar su interés estratégico sin complejos».
