Filipinas prohíben el divorcio pese a casos de violencia doméstica
El país es uno de los dos únicos del mundo sin ley de divorcio. La Iglesia católica bloquea reformas mientras víctimas como Michelle Bulang llevan años atrapadas en matrimonios abusivos. Reportaje desde Manila con testimonios de afectadas.
«Me hirvió agua y me dejó cicatrices para siempre»
Michelle Bulang (43 años) sobrevivió a una década de palizas, quemaduras y humillaciones por parte de su marido. «Empezó con insultos, luego puñetazos y patadas», relata esta madre de cuatro hijas. Las cicatrices en su cabeza y espalda -donde él la roció con agua hirviendo- son prueba del maltrato.
Matrimonios sin salida legal
Filipinas y el Vaticano son los únicos territorios donde el divorcio sigue siendo ilegal. Las parejas solo pueden optar a anulaciones caras y lentas, que requieren probar defectos de forma en la boda. Activistas denuncian que el sistema favorece a ricos y perjudica a mujeres pobres.
La Iglesia frena cualquier cambio
El 80% de los filipinos son católicos. Los obispos califican el divorcio de «amenaza a la familia» y presionan a diputados para rechazar reformas. En 2023, un proyecto de ley fue archivado pese a apoyos internacionales. «Es una tortura institucional», critica la abogada Clara Padilla.
Amor y dolor en «Super Mario»
Bulang conoció a su agresor siendo adolescente, jugando a videojuegos. Como ella, miles de filipinas viven con parejas violentas por imposibilidad legal de separarse. El gobierno registra 8.000 denuncias anuales por violencia doméstica, pero activistas estiman que el 70% no se reporta.
Sin horizonte de cambio
Expertos descartan una reforma inmediata dada la influencia eclesiástica. Mientras, Bulang sigue en la misma choza donde sufrió los ataques. «Mis hijas merecían crecer en paz», dice mientras muestra sus heridas. El caso evidencia el costo humano de una prohibición única en el mundo.