Regiones alemanas temen perder influencia por reforma del presupuesto de la UE
La UE propone flexibilizar su presupuesto 2028-2034, reduciendo fondos preasignados a regiones. Los líderes regionales alemanes, como el ministro-presidente de Renania del Norte-Westfalia, critican que esto dificultará su planificación. La Comisión Europea argumenta que busca mayor capacidad de reacción ante crisis.
«Un giro que limita la autonomía regional»
La Comisión Europea, liderada por Ursula von der Leyen, presentará este miércoles una reforma que reduciría del 90% al 50% los fondos preasignados a proyectos específicos. «Queremos responder mejor a emergencias como la guerra en Ucrania», defiende Bruselas. Sin embargo, Hendrik Wüst, ministro-presidente de Renania del Norte-Westfalia, advierte que «esta flexibilidad genera incertidumbre en las inversiones locales».
Reacción en Alemania
Los gobiernos regionales alemanes, incluidos Sajonia y Renania del Norte-Westfalia, expresaron su preocupación durante una conferencia en Berlín en junio. Michael Kretschmer (Sajonia) y Hendrik Wüst destacaron que «la planificación a largo plazo será inviable» si se aprueba la propuesta. El canciller alemán Friedrich Merz (CDU) y el ministro de Finanzas, Lars Klingbeil (SPD), participaron en el debate.
Un presupuesto bajo presión
El actual marco financiero de la UE (2021-2027) asigna casi todos sus fondos desde el inicio, lo que, según la Comisión, limita su capacidad para abordar crisis imprevistas. La reforma busca aumentar el presupuesto hasta dos billones de euros, financiados parcialmente con nuevos impuestos a grandes empresas.
Menos margen para lo local
La propuesta podría alterar el equilibrio de poder entre Bruselas y las regiones, especialmente en países federales como Alemania. Los líderes regionales temen que los fondos estructurales y agrícolas, vitales para su desarrollo, pierdan prioridad frente a objetivos centralizados de la UE.
Una UE más ágil, pero menos predecible
El éxito de la reforma dependerá de su capacidad para conciliar la flexibilidad demandada por Bruselas con la seguridad que exigen las regiones. Los críticos insisten en que sin garantías claras, el plan profundizará las tensiones entre gobiernos nacionales y la UE.