Reino Unido enfrenta retrasos y limitaciones en su flota de cazas F-35B
El avión no puede usar su armamento clave y vuela menos de lo previsto. Un informe de la Oficina Nacional de Auditoría (NAO) revela problemas operativos y logísticos en el programa, con una inversión de 11.000 millones de libras hasta 2025.
«Promesas incumplidas en el cielo británico»
El F-35B, diseñado para ser la columna vertebral del poder aéreo del Reino Unido, acumula retrasos y capacidades pendientes. Según la NAO, la Capacidad Operativa Total (FOC) se pospuso hasta 2025, y el avión solo emplea actualmente la bomba Paveway IV y el misil AIM-120D. Los misiles británicos Meteor y SPEAR 3 no estarán integrados hasta 2030, limitando su alcance estratégico.
Disponibilidad y logística en crisis
En 2024, solo un tercio de la flota estuvo operativa para misiones completas. La escasez de ingenieros y los problemas en la cadena de suministro, gestionada desde EE.UU., agravan la situación. Además, el diseño STOVL (despegue corto y aterrizaje vertical) reduce su carga útil y alcance.
Miras puestas en el Tempest
Mientras resuelve los problemas del F-35B, el Reino Unido avanza en el programa GCAP con Italia y Japón para desarrollar el caza Tempest de sexta generación, previsto para 2035. BAE Systems, Leonardo y Mitsubishi lideran el proyecto, aunque persisten tensiones por la transferencia tecnológica.
De la ambición a la realidad
En 2012, el Reino Unido planeó adquirir 138 unidades del F-35B para operar hasta 2069. Sin embargo, el coste total del programa podría alcanzar 71.000 millones de libras, según la NAO. Pese a los problemas, el país mantiene un rol clave en el consorcio internacional, con empresas británicas fabricando el 15% de cada unidad.
Un futuro incierto con lecciones aprendidas
Los retrasos y limitaciones del F-35B obligan al Reino Unido a replantear su estrategia de defensa aérea. Mientras el Tempest avanza, la flota actual deberá operar con restricciones hasta al menos 2030, dependiendo de soluciones logísticas y mejoras graduales.