Veneno de lagarto inspira fármacos contra diabetes y obesidad
El monstruo de Gila, un reptil del desierto, es clave en medicamentos como Ozempic. Su veneno contiene moléculas similares a una hormona humana que regula el azúcar y el apetito. Investigadores descubrieron su potencial en los años 80, pero ahora su hábitat está amenazado.
De la madriguera al laboratorio
El Heloderma suspectum, conocido como monstruo de Gila, pasa el 98% de su vida bajo tierra y solo come seis veces al año. En 1980, el gastroenterólogo Jean-Pierre Raufman y el químico John Pisano estudiaron su veneno, descubriendo dos moléculas (exendin-3 y exendin-4) que actúan como la hormona GLP-1 humana.
Revolución farmacéutica
El endocrinólogo John Eng aisló las moléculas, dando lugar a fármacos como Byetta para diabetes y, posteriormente, a Ozempic, Wegovy y Mounjaro. Estos medicamentos prolongan la sensación de saciedad y regulan la insulina gracias a una modificación química que aumenta su duración en el cuerpo.
Un futuro incierto para el reptil
Según estudios, el cambio climático podría extinguir al monstruo de Gila para 2070. La fragmentación del desierto y el calentamiento reducen su hábitat en zonas como el Mojave, limitando su supervivencia pese a su importancia médica.
Venenos que salvan vidas
El caso no es aislado: el captopril para la hipertensión se derivó del veneno de la serpiente Bothrops jararaca. Hoy, investigadores como Zoltan Takacs catalogan toxinas animales para futuros tratamientos, demostrando que la naturaleza sigue siendo una fuente clave de avances médicos.
Bajo la arena yace el progreso
El monstruo de Gila simboliza el equilibrio entre innovación y conservación. Mientras su veneno revoluciona la medicina, su existencia en la naturaleza se vuelve más vulnerable, planteando desafíos éticos y ambientales para la ciencia.