Estudiante alemana elige vivir en comunidad en un antiguo granja
54 personas comparten vivienda en una granja rehabilitada cerca de Lüneburg. La iniciativa, surgida como alternativa a las residencias universitarias, combina vida comunitaria y bajo coste. La protagonista se mudó en 2023 tras una probatura de cuatro meses.
«Aquí aprendemos y nos apoyamos mutuamente»
La joven abandonó su piso compartido en Lüneburg al sentirse atraída por el modelo colaborativo del proyecto. «Me fascinaba cómo resolvían tareas cotidianas juntos, incluso organizaron un taller de motosierras para mujeres y disidencias», explica. Ahora reside en una de las múltiples viviendas colectivas del recinto, donde cada habitación funciona como espacio privado.
Estructura económica
Los alquileres oscilan entre 300 y 700 euros mensuales, con gastos gestionados por un grupo interno llamado ‘Hamster-AG’. Aunque los ritmos de vida varían, intentan compartir comidas periódicamente. El complejo incluye animales domésticos: un perro con discapacidad visual y un gato.
De la ciudad al campo
El artículo original (ZEIT Campus 01/2025) retrata una tendencia creciente entre estudiantes alemanes que buscan entornos rurales asequibles. La granja, rodeada de bosques y cultivos, ofrece una dinámica distinta a las residencias urbanas tradicionales.
Convivencia en prueba continua
El proyecto demuestra que modelos habitacionales no convencionales pueden funcionar con normas claras y adaptación progresiva. La incorporación de nuevos miembros requiere periodos de prueba, como los cuatro meses que superó la protagonista.