Arqueólogos revelan que la Cueva de Salomé perteneció a la familia de Herodes
Nuevas investigaciones descartan que fuera la tumba de la partera de Jesús. El sepulcro, ubicado en Judea, fue un lugar de peregrinaje cristiano y islámico durante siglos. Los hallazgos sugieren que albergó a una aristócrata vinculada a la dinastía real.
De santuario cristiano a cripta herodiana
Un equipo del Israel Antiquities Authority (IAA) determinó que la Cueva de Salomé, excavada en los 80 pero reestudiada entre 2022-2023, perteneció a una «familia de alto rango» del período del Segundo Templo (siglo I a.C.-I d.C.). Las pruebas apuntan a Salomé, hermana de Herodes el Grande, como la ocupante original, no a la figura bíblica.
Un sepulcro excepcional
La cueva destaca por su patio de 350 m² con muros de sillería y decoración vegetal, algo inusual en la época. Incluye nichos funerarios (kokhim) y osarios, aunque el principal desapareció. «Es uno de los cementerios más elaborados de su tiempo», señala el IAA.
Centro de peregrinaje
Entre los siglos V y IX d.C., el sitio se convirtió en destino religioso. Se hallaron cientos de lámparas de arcilla usadas en rituales, junto a inscripciones en griego, siríaco y árabe. «Los monjes bizantinos santificaron el lugar al encontrar el nombre ‘Salomé'», explican los arqueólogos.
La confusión histórica
La tradición cristiana vinculaba la cueva con Salomé, partera de Jesús según textos apócrifos. Sin embargo, el IAA sostiene que el nombre era común en Judea y la opulencia del sepulcro solo encaja con la élite herodiana. «Herodes tenía vínculos con esta región, Idumea», afirman.
Huellas de una dinastía controvertida
La familia de Herodes el Grande, asociada a la matanza de los Santos Inocentes, gobernó Judea bajo dominio romano. La cueva refleja su poder económico y la mezcla cultural del período, con influencias judías, helenísticas y romanas.
Un misterio que se reescribe
La investigación transforma la identidad del sitio: de símbolo cristiano a vestigio político. Aunque falta confirmar la identidad exacta de Salomé, el hallazgo redefine el valor histórico de uno de los cementerios más importantes de Israel.