Beni enfrenta colapso sanitario por recortes presupuestarios
Hospitales con un solo respirador y farmacias vacías. El segundo departamento más grande de Bolivia sufre la falta de medicamentos, insumos y personal. Autoridades locales decretan paro cívico para exigir transferencias estatales.
«El sistema de salud sobrevive con migajas»
Beni, con 500.000 habitantes, solo cuenta con dos hospitales de tercer nivel, saturados por la ausencia de centros de segundo nivel. «La situación es crítica, funcionamos a medias», advierte Hans Apuri, director del Materno Infantil, que recibió solo 1 boliviano de 3,8 millones presupuestados. Los pacientes deben comprar hasta paracetamol.
Fallas estructurales y equipamiento insuficiente
El Materno Infantil tiene un solo respirador y cinco incubadoras para todo el departamento. Pruebas como la del talón están suspendidas. En el Germán Busch, solo 5 de 7 unidades de terapia intensiva funcionan. «Priorizamos sueros para pacientes renales», explica su director, Luis Soruco.
Protestas y reclamos al Gobierno central
El Comité Cívico de Beni denuncia que los recursos del SUS se redujeron un 27% en 2025. Hugo Aponte, su presidente, acusa: «El oro del Beni se explota y no queda nada para la región». El paro cívico del 11 de julio exige transferencias legales oportunas.
Recortes que ahondan la crisis
El TGN asignó a Beni 228 millones de bolivianos en 2025, 28 millones menos que en 2024. Hasta mayo, solo llegó el 73% de lo comprometido. La Gobernación postergó sueldos para priorizar salud, pero el personal médico acumula hasta tres meses sin pago.
La respuesta del Gobierno nacional
El Ministerio de Economía afirma que Beni recibió 93 millones de bolivianos (+17,3% interanual), y destaca que el Materno Infantil obtuvo 4,4 millones (+89,5%). Critica la «carencia de gestión» local, ya que solo ejecutaron el 50,5% del presupuesto en salud.
Un sistema al límite desde hace años
Beni es el único departamento sin hospitales de segundo nivel. La construcción de un nuevo centro de tercer nivel, iniciada en 2017, está paralizada. La infraestructura del Germán Busch data de los años 70 y muestra graves deterioros.
La salud en Beni pende de un hilo
La crisis evidencia la tensión entre autonomías y el Gobierno central. Mientras las autoridades locales responsabilizan al Estado, este insiste en que los recursos existen pero no se gestionan eficientemente. La población, atrapada en el medio, sufre la escasez.