Francotirador de Llallagua cultivaba marihuana para financiar narcotráfico
El acusado recaudaba 200.000 bolivianos mensuales con cultivos ilegales. La investigación del ataque que dejó tres policías muertos reveló vínculos con redes de narcotráfico en Potosí. El detenido operaba desde el cerro Colla e intercambiaba droga por vehículos robados.
«Una matanza impulsada por intereses criminales»
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, confirmó que Galo Jorge Ch., principal acusado del ataque, era dueño de carpas de marihuana en el norte de Potosí. Según las autoridades, estos cultivos generaban ingresos para financiar movilizaciones en la región. «Los recursos provenían del narcotráfico», declaró Aguilera al diario El Potosí.
Red delictiva y conexión internacional
La investigación descubrió que la red intercambiaba marihuana por vehículos robados o indocumentados, posiblemente ingresados desde Chile. El francotirador actuó desde el cerro Colla, donde disparó contra los policías. Aguilera calificó el hecho como un crimen organizado con fines económicos.
De las carpas a la cárcel
Galo Jorge Ch. fue enviado a prisión preventiva en el penal de San Pedro (Oruro). El Gobierno identificó a más de 60 involucrados en el caso, entre ellos 10 presuntos «intelectuales» del ataque. El cultivo ilegal y el narcotráfico aparecen como motores del conflicto.
Violencia y narcotráfico en el altiplano
El caso expone la conexión entre grupos armados y economías ilícitas en el norte de Potosí. La región, históricamente afectada por conflictos sociales, enfrenta ahora el desafío de redes criminales que operan bajo cobertura de movilizaciones.
Justicia en marcha, pero el problema persiste
El arresto del francotirador marca un avance, pero las autoridades reconocen que la red detrás del cultivo y tráfico de marihuana sigue activa. El caso refleja cómo el narcotráfico financia violencia en zonas conflictivas de Bolivia.