El río Salween, amenazado por 20 proyectos de represas en Asia
Comunidades indígenas y biodiversidad en riesgo por megaproyectos hidroeléctricos. El conflicto en Myanmar y la presión de inversores chinos y tailandeses ponen en peligro uno de los últimos ríos libres de Asia, vital para 200 especies únicas y miles de familias.
«El río nos da vida: no queremos represas»
El Salween, con 3.300 km de longitud, es el último gran río sin represas de Asia. Atraviesa China, Myanmar y Tailandia, sustentando a comunidades indígenas como los Karen, que dependen de sus aguas para pesca, agricultura y supervivencia. «Si construyen represas, nuestras familias sufrirán», advierte Naw K’nyaw Paw, líder de la Organización de Mujeres Karen.
Proyectos en juego
De las 20 represas planeadas, siete están en Myanmar, incluyendo la polémica presa Hatgyi (1.360 MW), respaldada por Tailandia. En Shan, la megapresa Mongton (7.000 MW), impulsada por China, amenaza con desplazar a 300.000 personas. El golpe militar de 2021 en Myanmar paralizó las obras, pero grupos armados e inversores mantienen vivos los proyectos.
Agua que divide: el plan tailandés
Tailandia promueve el Proyecto de Desvío del Río Yuam, que extraería 1.790 millones de m³ anuales del Salween para regar arrozales en la cuenca del Chao Phraya. «Destruirá nuestro modo de vida», denuncia Sathan Chiwawichipong, activista local. Un tribunal tailandés paralizó la obra en 2024 por irregularidades en los estudios de impacto.
Impacto transfronterizo
Según International Rivers, el 80% del caudal del Yuam sería desviado, afectando a 36 comunidades no consultadas. Las autoridades tailandesas prometen beneficios económicos, pero activistas señalan que los cálculos excluyen a poblaciones indígenas sin títulos de tierra.
Río de conflictos
El Salween ha sido escenario de tensiones geopolíticas por décadas. China abandonó sus planes de represas en 2016, pero empresas estatales chinas y tailandesas siguen involucradas en proyectos en Myanmar. La inestabilidad política y la resistencia local han ralentizado las obras, aunque el 60% del territorio birmano ya no está bajo control militar, lo que podría reavivar inversiones.
Un futuro incierto para el «río libre»
La supervivencia del Salween depende ahora de la resistencia comunitaria y la resolución de conflictos en Myanmar. Mientras, la biodiversidad única y los medios de vida de miles de indígenas penden de un hilo frente a los intereses económicos y energéticos de la región.