La mayor tribu no contactada del planeta lucha por su supervivencia en Perú
Los Mashco Piro enfrentan amenazas por tala, narcotráfico y cambio climático. Este grupo indígena, el más numeroso en aislamiento, resiste en la Amazonía peruana pese a la invasión de su territorio y la falta de protección efectiva del Estado. Su historia refleja un conflicto entre desarrollo económico y derechos ancestrales.
«No quieren contacto»: la resistencia silenciosa de los Mashco Piro
Durante décadas, los Mashco Piro han evitado el contacto externo, desapareciendo en la selva tras tomar recursos básicos como bananas. Sin embargo, la tala legal e ilegal, el narcotráfico y las enfermedades están reduciendo su espacio vital. Aunque Perú creó áreas protegidas, concesiones madereras como Maderera Canales Tahuamanu operan en zonas clave, forzando encuentros violentos.
Fallas en la protección
Pese a leyes y tratados internacionales, el Ministerio de Cultura recorta presupuestos y los puestos de vigilancia son insuficientes. Incluso empresas con certificación FSC (sostenibilidad) invaden su territorio. Autoridades locales, como el alcalde de Tahuamanu, promueven estudios que cuestionan la necesidad de proteger su tierra, priorizando el valor comercial de la madera.
Batallas legales e impunidad
Organizaciones indígenas lograron anular 72 concesiones en Loreto, pero la propuesta de «zonas compartidas» entre taladores y pueblos aislados amenaza su avance. Activistas como Carla Cárdenas exigen prohibir certificaciones en territorios con pueblos no contactados, pero la decisión depende de las empresas madereras.
La amenaza binacional
En Brasil, el gobierno de Lula propuso proteger el territorio del río Chandless, pero organizaciones indígenas denuncian falta de acción concreta. Un camino proyectado entre Santa Rosa do Purus y Manoel Urbano podría facilitar el ingreso de madereros. La cooperación Perú-Brasil, clave para proteger a los Mashco Piro, caducó en 2016 sin renovarse.
La selva como último refugio
Los Mashco Piro han alterado sus patrones tradicionales, desplazándose río abajo debido a la presión externa. Voluntarios manchineru monitorean sus movimientos para evitar encuentros fatales, pero su mensaje es claro: «No quieren contacto porque ustedes son malos». Para ellos, la selva no es solo un hogar, sino un monumento vital.
Sin árboles, no hay escondite
La supervivencia de los Mashco Piro depende de una protección territorial efectiva y del respeto a su voluntad de aislamiento. Cada retraso en expandir reservas como Madre de Dios o Yavarí-Mirim agrava su vulnerabilidad. Sin acción inmediata, su advertencia podría convertirse en el epitafio de una cultura que lucha por existir sin contacto.