Comunidades obtienen armas de cuarteles como «ritual» cultural en Potosí
El viceministro Aguilera vinculó el tráfico de armas a tradiciones en el servicio militar. La revelación surge tras la muerte de un policía en Llallagua, zona controlada por el crimen organizado. Operativos gubernamentales intentan frenar narcotráfico y contrabando en la región.
«Fusiles Mauser salen de cuarteles como parte de un ritual»
El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, confirmó que jóvenes de comunidades rurales sustraen armamento durante el servicio militar. «Es una práctica cultural que se mantiene, pero ahora protege actividades criminales», declaró en Cadena A. Las armas, principalmente fusiles Mauser, se usaron en ataques contra policías, dejando un uniformado muerto esta semana.
México Chico: tierra sin ley
Especialistas en criminología describen el norte de Potosí como un territorio donde «el crimen prevalece ante la nula presencia del Estado». La zona, apodada México Chico, es un hub de intercambio de drogas, vehículos robados y armas. Operativos recientes intentan desarticular estas redes tras años de impunidad.
Origen del armamento
Aguilera mencionó dos fuentes: un robo previo de armamento militar y la extracción «tradicional» por comunarios. Aclaró que no se criminaliza la cultura, sino su uso para «proteger delitos como narcotráfico y contrabando». Los fusiles sustraídos son de bajo calibre pero letales en conflictos armados.
Un vacío que llena el crimen
La región de Llallagua históricamente ha operado con autonomía debido al abandono institucional. Expertos señalan que la falta de control estatal permitió el surgimiento de economías ilegales, consolidando redes que ahora resisten con violencia los operativos policiales.
Operativos con balas cruzadas
El gobierno enfrenta el desafío de erradicar el crimen sin escalar tensiones en una zona donde las armas son parte de la dinámica social. La muerte del policía marca un punto crítico, pero la solución requerirá más que intervenciones puntuales.