Neobancos ganan terreno en América Latina con 1.000 millones de clientes
Las entidades digitales superan ya los 312 neobancos operativos en 2025. Ofrecen servicios más baratos y accesibles que la banca tradicional, aunque enfrentan desafíos de rentabilidad y regulación. El sector creció aceleradamente tras la pandemia, especialmente en Brasil, México y Colombia.
«Banca sin sucursales: rapidez y nichos innovadores»
Los neobancos operan exclusivamente online, con aplicaciones móviles que simplifican depósitos, inversiones y créditos para pymes. Según Simon Kucher & Partners, su base global de clientes supera los 1.000 millones, pero «sus impresionantes cifras no se tradujeron ampliamente en rentabilidad». Ejemplos como el australiano Volt Bank o el alemán N26 fracasaron por falta de capital.
Estrategias frente a la banca tradicional
Francisco Uría (KPMG) destaca que su crecimiento se impulsó con regulación flexible postcrisis 2008. Murat Kalkan (BBVA) reconoce que «han elevado el nivel: los clientes ahora esperan experiencias como las de Amazon o Spotify». Su ventaja: especializarse en nichos como tipos de cambio competitivos o cuentas remuneradas (Nu ofrece hasta 14% de interés en México).
América Latina: el auge de los «disruptores»
La región concentra el 23% de los neobancos globales, liderados por el brasileño Nu (100 millones de clientes). Álvaro Vertiz (DGA Group) señala que reconfiguran el sector con soluciones fáciles y conocimiento del usuario. Spin by Oxxo y Mercado Pago también avanzan, aunque persisten brechas: el 30% de la población aún carece de internet estable (Cepal).
De la pandemia a la proyección billonaria
El contexto de bajas tasas de interés y digitalización masiva durante la COVID-19 aceleró su expansión. Fortune Business Insights proyecta que para 2032 procesarán US$3,4 billones en transacciones globales.
Un mercado en consolidación
Pese a su crecimiento, los neobancos deben resolver desafíos clave: rentabilidad, regulación estricta y competencia con bancos tradicionales (que mantienen ventaja en confianza y amplitud de productos). Su futuro dependerá de cómo equilibren innovación y sostenibilidad financiera.