Condenan a 30 años a un hermano y absuelven al otro por asesinato de universitario
Tito Zapata fue declarado culpable del crimen de Cristian Céspedes en 2024. Un tribunal de Sacaba lo sentenció por puñaladas durante un robo, mientras que su hermano Israel fue liberado. La familia anuncia apelación por considerar a ambos responsables.
«¿Quién me devuelve a mi hijo?»: el dolor de una madre
Gregoria, madre de Cristian, exige justicia: «Quiero que los dos asesinos sean sentenciados, no solo uno». Su hijo, de 25 años, estudiaba dos carreras y fue atacado al bajar de un minibús en El Abra (Sacaba) el 22 de julio de 2024. Los hermanos Zapata, alias «ScaryZé Pequeño», fueron señalados como autores.
El fallo judicial que divide a la justicia
Tras un juicio de cuatro días, el Tribunal de Sacaba impuso la pena máxima (30 años) a Tito, al probar su autoría con cámaras de vigilancia, un canguro con manchas de sangre y testimonios. Israel fue absuelto por falta de pruebas directas, pese a que la familia y la Fiscalía insisten en su participación. Apelarán la decisión antes del 3 de julio, fecha de lectura íntegra de la sentencia.
Una vida truncada y una mochila robada
Cristian murió por puñaladas durante el robo de su mochila, que contenía su laptop, celular y billetera. Tito, detenido horas después, negó su implicación, pero las pericias lo vincularon. Israel, en libertad, tampoco admitió culpabilidad. La Policía respaldó las pruebas con allanamientos en El Abra y Pacata.
Once meses de espera y un juicio express
El crimen ocurrió en julio de 2024, pero el proceso judicial se aceleró en junio de 2025. El abogado Christian Ramírez destacó que las pruebas eran «contundentes» contra Tito, pero criticó la absolución de Israel. Los acusados, de 23 y 26 años, mantuvieron su versión: «Nos están confundiendo».
Justicia a medias para la familia
El fallo divide las aguas: mientras Tito cumple su condena en El Abra, la familia prepara recursos legales. La apelación busca reabrir el caso contra Israel, aunque las autoridades insisten en que las pruebas actuales no lo incriminan. La lectura definitiva de la sentencia podría definir nuevos caminos.