Todos los candidatos presidenciales apuestan por el agronegocio para salvar la economía
Los 10 aspirantes prometen más beneficios al sector agroindustrial. En plena crisis económica, los políticos compiten por ofrecer liberalización y menos controles estatales. La medida repite una fórmula histórica con resultados cuestionables.
«El agro como salvador: una promesa recurrente»
Los candidatos presidenciales coinciden en presentar al agronegocio como única solución a la falta de dólares y combustible. Sus propuestas incluyen liberalizar exportaciones y reducir intervención estatal. «El agro es el único sector listo para generar divisas», afirman en campaña. Sin embargo, esta estrategia ya fracasó en los años 80, cuando las exportaciones tardaron 11 años en recuperarse.
El alto costo del modelo
El crecimiento del sector depende de subsidios públicos y créditos privilegiados. En 2024, el soyero, ganadero y azucarero captaron USD 3.194 millones (15% del crédito bancario). Ocho empresas soyeras concentran el 63% del financiamiento. Además, más del 10% de los fondos de la Gestora de Pensiones llegaron directa o indirectamente a estos sectores.
Violencia y despojo tras la expansión
La concentración de tierras se basa en mecanismos opacos y avasallamientos, según denuncias. Los incendios por expansión agropecuaria aumentaron un 40% los problemas respiratorios en Santa Cruz en 2024. «El humo no es solo una molestia: es la manifestación de un modelo que reparte enfermedad», señala el informe.
Una historia de fracasos y privilegios
Desde los años 90, el agronegocio ha recibido grandes inversiones públicas, incluido un préstamo del Banco Mundial de USD 54,6 millones para subsidiar la soya. Pese a ello, cubrir el déficit comercial actual requeriría duplicar la superficie cultivable, con un impacto ecológico y social catastrófico.
Más allá de las promesas electorales
El discurso del agro como solución oculta desigualdades y riesgos a largo plazo. La estrategia se sostiene en chantajes como la supuesta «amenaza a la seguridad alimentaria». Expertos advierten que este modelo condena a Bolivia a crisis más profundas, sin resolver la concentración de riqueza ni la destrucción ambiental.