Viajeros de negocios integran vida personal y laboral en sus desplazamientos
El 50% de los viajes profesionales ya combinan trabajo y ocio, según datos de 2025. Ejecutivos adoptan rutinas personales durante traslados para mantener equilibrio. La industria hotelera y aérea adapta servicios a esta tendencia global.
«El equipaje de mano es ahora nuestro hogar portátil»
Con un volumen de 1.5 billones de dólares en 2024, los viajes de negocios evolucionan hacia experiencias híbridas. Jon Sáenz Madrazo, presidente de Kiehl’s, dibuja cada mañana como «meditación móvil», mientras Mauricio Umansky, CEO de The Agency, salta la cuerda entre reuniones. Hoteles como los de Atlantic Hospitality rediseñan espacios para usos múltiples, desde cabinas de grabación hasta salas de conferencias.
Rituales contra la alienación
La diseñadora Kelly Wearstler usa aceites faciales para marcar ritmos circadianos, y Christa Cotton, fundadora de El Guapo Bitters, enciende velas de su marca al llegar a cualquier hotel. Tradewind Aviation reduce tiempos en aeropuertos a 30 minutos, priorizando conexiones familiares vía FaceTime, como hace el médico Aaron Kithcart.
De la obligación a la reinvención
El panadero Chad Robertson y la fotógrafa Liz Barclay convirtieron viajes laborales en residencias creativas entre Australia y Latinoamérica. «La flexibilidad agudiza la profesión», afirma Robertson, quien hornea en cocinas ajenas. La industria responde: Tim Harrington, de Atlantic Hospitality, personaliza estancias con antelación, incluso transformando cabañas en estudios.
Cuando el avión era solo un medio
Antes de la pandemia, los viajes de negocios separaban claramente vida laboral y personal. Hoy, el 24% de los empleados estadounidenses trabaja remotamente parte del tiempo, acelerando la demanda de integración. Aerolíneas y hoteles compiten ahora en experiencias personalizadas, no solo en comodidad.
Maletas con alma propia
La nueva normalidad exige espacios que simulen hogares temporales y transporte que respete ritmos personales. Empresas como Tradewind o Proper Hotels lideran este cambio, donde el éxito se mide por cuán humano se siente el viajero al cerrar la puerta de su habitación.