Ciudadana relata impacto de subvenciones en precios y economía boliviana
Una periodista describe el desfase entre precios reales y subvencionados. Mediante una experiencia personal con productos básicos, expone cómo las ayudas estatales distorsionan el mercado. El texto reflexiona sobre la necesidad de reformas económicas profundas.
«La gasolina a Bs 7 y la carne a Bs 50: la cruda realidad tras los subsidios»
La autora detalla su experiencia al comprar productos esenciales: gasolina (Bs 7/litro), carne (Bs 50/kg), pollo (Bs 19/kg) y chirimoya (Bs 45/kg). Compara el shock actual con el paquete de medidas del DS 21060 aplicado hace 40 años por Paz Estenssoro. «La subvención es un cáncer para Plurilandia», afirma, señalando que los precios artificialmente bajos ocultan una economía en crisis.
El caso de la harina: un subsidio insostenible
Ejemplifica la distorsión con la harina: el Estado la compra a Bs 315/quintal pero la vende a panaderos a Bs 96, manteniendo el pan a Bs 0.50 cuando su valor real superaría Bs 1. «Tenemos una sensación equivocada de que los precios son bajos», advierte, subrayando que esta burbuja pronto estallará.
«Default económico y la búsqueda de un salvador con mano dura»
El texto alerta sobre el estado de «default» de la economía boliviana y cuestiona si la ciudadanía aceptará medidas drásticas. Plantea eliminar «viceministerios, empresas estatales improductivas como PapelBol o LacteosBol, y privilegios fiscales». Critica la informalidad y el Régimen Simplificado, que exime de impuestos a pequeños comerciantes.
El contrabando y los privilegios
Denuncia actividades ilegales como el contrabando en Charaña y los «créditos a sola firma» para allegados al poder. «Todos quienes realizan una actividad económica deben pagar impuestos», reclama, exigiendo equidad fiscal y el fin de excepciones.
Cuatro décadas de parches económicos
Bolivia arrastra desde los años 80 una dependencia de subvenciones estatales para productos básicos. El DS 21060 de 1985 marcó un precedente de ajustes dolorosos. Hoy, el modelo se repite con subsidios a combustibles y alimentos, generando un déficit fiscal creciente y una economía ficticia.
La billetera ciudadana pide auxilio
El texto concluye que la solución requiere reformas estructurales y participación ciudadana activa. Más allá de votar, urge fiscalizar y exigir transparencia. La autora interpela al lector: «Tu billetera tiene la respuesta», insinuando que el cambio empieza por asumir los costos reales de la economía.