Israel destruye instalaciones nucleares iraníes en ofensiva estratégica
Tres plantas nucleares sufrieron daños graves y murieron 11 científicos. El Ejército israelí asegura haber neutralizado el 50% del arsenal de misiles iraníes. El conflicto, que dejó 30 muertos en Israel, culminó con un alto el fuego esta semana.
«Daños irreparables al programa nuclear iraní»
El portavoz israelí Avichai Adrai afirmó que las instalaciones de Fordo, Natanz e Isfahán quedaron «destruidas», junto con «miles de centrifugadoras». «Eliminamos infraestructura única y a científicos clave», declaró. Irán insiste en que su programa es pacífico, pero Israel alega que estaba cerca de fabricar armas nucleares.
Balance militar
Según Israel, 200 plataformas de misiles (50% del arsenal) y 15 aviones iraníes fueron destruidos. También interceptaron el 86% de misiles y el 99% de drones enemigos. Adrai destacó la «superioridad aérea» israelí y la eliminación de «30 líderes militares iraníes».
Censura y silencio sobre daños en Israel
Mientras detallaba los ataques a Irán, el Ejército israelí no informó sobre impactos en sus instalaciones estratégicas. La Orden de Censura Militar limita la prensa: se requiere permiso para publicar datos sobre zonas bombardeadas. Netanyahu defendió el equilibrio entre seguridad y libertad de prensa, pero mantuvo las restricciones.
De la escalada al alto el fuego
El conflicto comenzó el 13 de junio con un ataque sorpresa de Israel, seguido por bombardeos estadounidenses el 22 de junio. Irán respondió con misiles a una base en Qatar (sin víctimas). El cese de hostilidades se acordó el 25 de junio, tras 12 días de tensiones que revivieron temores de una guerra regional.
Un pulso con consecuencias globales
La ofensiva israelí marca un punto crítico en la pugna por el programa nuclear iraní. Las FDI justificaron su acción al considerar que Irán estaba cerca del «punto de no retorno». La destrucción de infraestructura clave y científicos podría retrasar años el proyecto, pero la falta de transparencia sobre daños en Israel deja incógnitas sobre el costo real del conflicto.