EEUU carece de líder en la Oficina de Derechos de Autor en pleno auge de la IA
La Oficina lleva más de un mes sin dirección efectiva tras el despido por correo electrónico de su titular, Shira Perlmutter, en medio de disputas legales sobre la autoridad para nombrar cargos. El vacío ocurre cuando la institución adquiere relevancia por casos de derechos de autor vinculados a IA.
«Un barco sin timón en aguas turbulentas»
La Oficina de Derechos de Autor de EEUU (USCO) no tiene un líder operativo desde mayo, cuando Perlmutter fue despedida por la Casa Blanca. Ella alega que el despido fue ilegal y mantiene que sigue en el cargo, mientras el gobierno designó a Paul Perkins como sustituto, aunque «nunca asumió funciones», según fuentes internas.
Conflicto de poderes
El debate central es quién tiene autoridad para nombrar al Registrador de Derechos de Autor. Perlmutter insiste en que solo el Bibliotecario del Congreso puede hacerlo, mientras la administración Trump defiende que el presidente tiene esa potestad. Mientras, el funcionario Robert Newlen ejerce como Bibliotecario interino, ignorando al designado por la Casa Blanca.
Certificados en el limbo
La USCO emitió 20.000 certificados sin firma tras reanudar actividades el 29 de mayo. Expertos advierten que esto podría generar «desafíos legales», ya que la ley no exige firma explícita pero sí que el Registrador determine qué material es protegible. La Oficina insiste en su validez.
Antecedentes: De oficina «dormilona» a centro de la polémica
La USCO, tradicionalmente discreta, ganó protagonismo con el auge de la IA, emitiendo informes clave sobre entrenamiento de modelos y uso legítimo. Su último informe previo al despido de Perlmutter ya se cita en demandas contra herramientas como Suno y Udio.
Cierre: Efectos en cadena
La incertidumbre paraliza procesos como la recertificación del Mechanical Licensing Collective (encargado de regalías musicales) y el reemplazo de un miembro del Tribunal de Reclamaciones de Derechos de Autor. El vacío de liderazgo persiste mientras Congreso y Casa Blanca negocian en privado.