Editor alemán defiende la libertad periodística frente a presiones económicas
Bernd Pickert prioriza la independencia editorial sobre los intereses comerciales. El veterano periodista del diario alemán Taz afirma que la autonomía es esencial para el ejercicio del periodismo. La declaración se produjo durante un encuentro con colegas latinoamericanos en La Paz.
«Libertad o plata: una elección clara»
Pickert, editor de Internacional con 35 años de experiencia, asegura que «ningún propietario debe dictar la línea editorial». El medio donde trabaja, fundado en 1979 como cooperativa por movimientos sociales, mantiene su modelo participativo con 24.000 socios lectores. «En Taz nadie me dice qué escribir», recalca.
El desafío de la sostenibilidad
Reconoce que el factor económico limita investigaciones profundas que requieren tiempo y recursos. Critica la fuga de talentos a medios mejor remunerados: «Pierdes experiencia acumulada». El Taz se financia con actividades complementarias como una fundación y comercios en su sede berlinesa.
De la rotativa a la red
El medio enfrenta su mayor transformación en 46 años: el 17 de octubre dejará de ser diario impreso para convertirse en semanario, manteniendo su edición digital diaria. «Imprimir para pocos lectores ya no tiene sentido», explica Pickert sobre esta transición planeada durante una década.
Bajo la lupa de la ética
En Alemania, un Consejo de Prensa regula las denuncias contra periodistas. Las sanciones por publicaciones sin pruebas son cuantiosas: «Si dañas una imagen sin fundamentos, pagarás mucho». Pickert alerta sobre los riesgos que supondría un gobierno de ultraderecha para la libertad de prensa.
Raíces en los movimientos sociales
El Taz surgió en 1979 como voz de colectivos marginados por los medios tradicionales, con una línea editorial inicial de «izquierda radical» que luego evolucionó hacia posturas más democráticas. Fue creado por activistas que aprendieron periodismo sobre la marcha.
El futuro se escribe en bits
La supervivencia del periodismo independiente depende de adaptarse al entorno digital sin perder sus principios. El modelo cooperativo del Taz y su transición planificada muestran un camino posible para conciliar libertad editorial y sostenibilidad económica en la era de internet.