Jóvenes bolivianos obligados al empleo precario por crisis

La inflación y falta de oportunidades formales empujan al 28,8% de jóvenes bolivianos a empleos informales, con salarios bajos y sin seguridad social, según datos oficiales.
El Deber

Crisis económica empuja a jóvenes bolivianos al empleo precario

El 28,8% de la población ocupada tiene entre 16 y 28 años. La inflación y la falta de oportunidades formales obligan a adolescentes y jóvenes a abandonar estudios o aceptar trabajos informales, según datos del INE y expertos consultados.

«El talento joven atrapado en la motocicleta»

Miguel, de 25 años, abandonó Ingeniería Civil en la UAGRM para trabajar como «delivery». «Necesito hacer más plata por la crisis», explica. Casos como el suyo reflejan una tendencia: el 47% de los jóvenes gana igual o menos que el salario mínimo, según el Cedla. El 60% trabaja más de 8 horas diarias y solo el 12% cotiza para pensiones.

Educación vs. supervivencia

Aunque la deserción escolar fue del 0,65% en 2024, las familias sacrifican recursos para mantener a los jóvenes estudiando. Alejandro Arze (Cedla) advierte: «La crisis precariza tanto a las familias que muchos jóvenes abandonan sus ciclos formativos». La informalidad alcanza al 85% de los trabajadores, según OIT y FMI.

Productividad estancada, oportunidades perdidas

Beatriz Muriel (Inesad) reconoce avances en escolaridad, pero Bolivia ocupa el último cuartil en el Índice Global de Competitividad. «El bajo clima de negocios limita el crecimiento de empresas y la adaptación tecnológica», señala. Javier Román (Juventud Empresa) propone reformar pénsums universitarios y acortar carreras a 4 años.

El costo de la informalidad

André Aguilera, experto laboral, alerta: «La informalidad perpetúa pobreza intergeneracional». El artículo 81 de la CPE garantiza educación gratuita hasta secundaria, pero «sin empleo formal, el Estado pierde impuestos y aumenta la desigualdad». Fernando Romero añade que 35% de los informales son adolescentes de 14 a 18 años.

Cuando el contexto supera a las aulas

Bolivia mejoró sus indicadores educativos, pero la productividad laboral no sigue el ritmo de Latinoamérica. La crisis actual fuerza a elegir entre estudiar o trabajar, con migración y pérdida de talento como consecuencias. El Cedla subraya que «el mercado formal es estrecho por la limitada capacidad productiva del país».

¿Oportunidad o callejón sin salida?

Mientras algunos expertos ven en la informalidad «flexibilidad para aprender trabajando», otros alertan sobre la fuga de obreros especializados y la precarización. El debate sigue abierto: sin políticas que combinen educación, salud y empleo formal, Bolivia arriesga perder una generación de talentos.