Trump presiona a la OTAN para que aumente el gasto en defensa al 5% del PIB
Los países del Este lideran el gasto militar mientras otros recurren a «contabilidad creativa». La cumbre de la OTAN en La Haya busca fijar un plazo para alcanzar la nueva meta, con Trump vigilando el cumplimiento. Rusia y Oriente Medio impulsan la urgencia.
«Los que más gastan, los que suben y los que se quedan atrás»
Un análisis de POLITICO clasifica a los 32 miembros en tres grupos según su inversión en defensa. Polonia, Estonia y Grecia encabezan la lista, superando el 3% del PIB, mientras Canadá, España e Italia figuran entre los rezagados. La brecha refleja la proximidad geográfica a Rusia y la presión política interna.
Los ganadores: el Este en alerta máxima
Polonia gasta el 4.7% de su PIB, el porcentaje más alto de la OTAN, tras desviar fondos verdes a comprar drones y artillería surcoreana. Los países bálticos, con estrategias tipo «puercoespín» contra Rusia, planean alcanzar el 5% en 2026. Grecia destaca en el Mediterráneo con un plan de 28.000 millones para defensa aérea.
Los que avanzan: cuentas ajustadas y deudas
Alemania y Suecia superaron por primera vez el 2% del PIB, aunque con fondos temporales. Reino Unido y Francia, potencias nucleares, enfrentan limitaciones presupuestarias. Turquía, pese a no llegar al 2%, tiene el segundo ejército más grande de la alianza.
Los rezagados: excusas y puentes «militares»
España (1.3%) pide una excepción para no recortar su estado de bienestar. Italia intenta incluir un puente a Sicilia como gasto «relacionado con defensa». Canadá, con un 1.37%, adelantó su meta al 2024 tras amenazas de Trump.
De la complacencia a la urgencia
La invasión rusa a Ucrania en 2022 marcó un punto de inflexión. Países como Alemania abandonaron su reticencia histórica a aumentar el gasto militar, pero la deuda pública y las prioridades sociales frenan a varios miembros.
La cumbre que puede redefinir la OTAN
El éxito de la nueva meta dependerá de la capacidad de los gobiernos para conciliar seguridad y economía. Mientras Trump exige resultados, las diferencias internas revelan fracturas estratégicas en la alianza.